17/12/07

UNIFICACION ALEMANA













El proceso que conduce a la unificación de los diversos Estados alemanes bajo la forma de un Imperio es, en buena medida, consecuencia de una profunda maduración social y económica en el mundo alemán después de las revoluciones de 1848, y del fortalecimiento político de Prusia en el conjunto de esos Estados. En ese sentido, la unificación parece ser más el resultado de la conjunción de procesos de diverso signo que el final de una política diseñada por un sector nacionalista que distó mucho de ser tan articulado y unánime como pudiera suponerse. Las convicciones liberales y los sentimientos nacionalistas, desde luego, no desaparecieron con la reacción absolutista que marcó el final de los procesos revolucionarios de 1848 y 1849. El propio Federico Guillermo IV, bajo la inspiración del ministro J. M. von Radowitz, había tratado de aprovechar su liderazgo de aquellos años para intentar que los príncipes alemanes le pusieran al frente de un proyecto de unificación, ofreciéndole la Corona imperial alemana. Federico Guillermo consiguió el apoyo de una treintena de Estados en la llamada Unión restringida, que votó una Constitución federal en abril de 1850. Aparte de la resistencia de los príncipes, y del recelo de los propios nobles prusianos (Junkers) a todo lo que no fuera el fortalecimiento de Prusia, Federico Guillermo se encontró con la dura réplica de Austria, que estaba respaldada por la alianza rusa. El canciller austriaco Schwarzenberg convocó a finales de noviembre de 1850, en Olmütz, al ministro prusiano O. von Manteuffel y le obligó a la renuncia de los proyectos de hegemonía prusianos. La Confederación Germánica era restablecida, al igual que la Dieta, mientras que Prusia era humillada y Austria afirmaba momentáneamente su hegemonía sobre una gran Alemania. En cualquier caso, el conflicto entre ambas potencias quedaba perfilado en el horizonte.

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