31/5/09

La historia sin fin

La variedad de relatos sobre el pasado es tan amplia que hace imposible pensar en una historia única. Como no se trata de una ciencia sino de una disciplina, no hay leyes rígidas y eso permite que San Martín sea mostrado como el padre de la patria o como un agente inglés. ¿Cómo ha cambiado la función del historiador a lo largo del tiempo?


Las motivaciones actuales para convertirse en historiador pueden ser similares a las de otras épocas, pero la profesión en sí ha ido cambiando sin pausa a lo largo del tiempo. Desde la publicación hace más de dos siglos de Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana, de Bartolomé Mitre, hasta la edición de las obras recientes, la transformación del mundo fue tan grande que sin duda modificó el modo en que el público recibe los conocimientos sobre historia. En principio, el crecimiento de la alfabetización y del nivel cultural general de la población hizo posible que muchas más personas se apropiaran de saberes que antes quedaban restringidos a un sector. En este sentido, en la era de la comunicación el libro dejó de ser el único soporte para la transmisión de la historia y comparte esa función con los medios audiovisuales. Paradójicamente, este cambio no alejó a la gente de la lectura sino que funcionó como una retroalimentación, sumando nuevos lectores.


25/5/09

La historia y sus Historias


La historia y sus Historias
Sergio Ribeiro
La Historia de la historia es extensa y variada. La disciplina que se ocupa de la realidad histórica -brevemente llamada historia-, al presente tiene ya unos 2.500 años, y ha sido concebida y practicada de distintas maneras. En otras palabras la Historia, o sea el conocimiento de las sociedades humanas en el tiempo, data de muy antiguo y ha tenido diversas formas y expresiones. En realidad, es un caso particular del conocer en general. Si a esto le agregamos el conocimiento de sí mismo, la diversidad aumenta. La complejidad, también.
De la Grecia antigua a nuestros días han menudeado las posiciones sobre el qué, el cómo y hasta el porqué de esta actividad humana, tanto globalmente considerada como en sus distintas ramas, entre las que figura la Historia. Por añadidura, las subdisciplinas implicadas resultan de una fragmentación artificial del objeto conocimiento, el cual, si bien admite tales divisiones a título metodológico, es intrínsecamente unitario. Más aun, el laboreo de cada una de estas parcelas ha dado diferentes productos -plausibles, aceptables y/o aceptados- que no es posible ignorar. No queda más remedio, pues, que andar con tiento e ir por partes, siempre y cuando no se pierda de vista el paisaje.

Historia y objetividad

Daniel Loustaunau
Hasta hace unos setenta años, quizás menos, hubiese sido relativamente sencillo dar una respuesta a la pregunta sobre la objetividad en el conocimiento histórico. Entonces todavía reinaban las concepciones positivistas de la Historia. Hoy el problema es bastante más complejo y amerita, según creo, un desarrollo más explícito.
Hacia los fines de los años veinte Marc Bloch y Lucien Fèbre buscaban nuevos caminos metodológicos, acompaño lo que ha observado bien Barraclough, en el sentido de que habría que esperar a la década de 1950, en plena posguerra, para que el aporte de los historiadores franceses se difundiera y tuviera una aceptación mucho más amplia. (1)