31/10/07

FEUDALISMO






FEUDALISMO 1 GUÍA DE PROFESORES 3/6 ISBN-84-9714-107-5 Clara Martínez Tomás

Creemos necesario hacer unas puntualizaciones respecto al concepto de feudalismo que tienen diferentes autores, podremos ver así cuáles son los puntos que consideran importantes a destacar para así construir sus críticas hacia otros autores.
Consultada la Enciclopedia Internacional de Ciencias Sociales encontramos que feudalismo designa un tipo de sociedad y de sistema político que surgió en la Europa central y occidental. En su acepción marxista se refiere a un tipo de economía y de sociedad caracterizado por la servidumbre, el cual, generalmente, sucede a los sistemas económicos, basados en la esclavitud, precediendo a su vez al capitalismo.
- Pese a la gran variedad de definiciones que encontramos,
Una definición en la esfera política es la de Max Weber: Consideran el feudalismo como un tipo de autoridad patriarcal.
Para Gunder Frank el feudalismo era un sistema político y económico con base en la adquisición de homenaje y servicio. Los señores contaron muchos sirvientes o vasallos quienes tenían el deber comprometido de apoyar en tiempo de guerra o inquietud civil.
Jean Suret- Canale califica de equívoco este término, pues no tiene un sentido estricto, designa una superestructura política y adopta significaciones diferentes, sí sólo se refiere a una superestructura política se corre el riesgo de calificar feudal a sociedades que nada tienen en común.
D. Perrot y R. Preiswerk consideran el feudalismo como un ejemplo de transferencia de concepto: forjado a partir de una realidad europea y ampliamente utilizado para describir realidades a veces extraordinariamente diferentes en el tiempo y en el espacio.
Paul Sweezy define el feudalismo como un “sistema de producción para el uso”.
Maurice Dobb define el feudalismo por una característica: la servidumbre, sobre este punto vemos abajo una ampliación porque es una de las claves de la crítica. El feudalismo como un régimen de producción que consiste en una obligación impuesta al productor por la fuerza a cambio de ciertas exigencias económicas o de trabajos.
Dobb, identifica feudalismo con servidumbre, como obligación hacia el señor de una masas de productores, según ciertas formas: prestación de servicios, pago de cantidades en productos o en dinero, cuestión que critica Swezy en toda su amplitud, ya que en sistemas no feudales puede darse cierto grado de servidumbre, y ello ha ido unido a distintas formas de organización económica, lo que si afirma es que la principal relación de producción es la servidumbre. La servidumbre va a ir sufriendo ciertos cambios, algunos tan importantes como la obligación del pago de la renta en dinero al señor, que incluso será una de las causas de caída definitiva del feudalismo, profundamente dañado con la presión a los siervos para aumento de ingresos.
3.1 ORÍGENES DEL FEUDALISMO. CONCEPTOS.
El reino de los francos, ubicado en Galia, fue uno de los más estables. Alcanzó su mayor esplendor con el rey Carlomagno (768 - 814), quien se propuso restaurar el Imperio romano de occidente. Para lograrlo, realizó grandes campañas militares y peleó contra lombardos, sajones y musulmanes. Finalmente, creó un gran Imperio que alcanzaba desde el río Elba al océano Atlántico, y desde el mar Báltico hasta Italia.
En la Navidad del año 800 d.C., el Papa León III coronó a Carlomagno como emperador. El Imperio carolingio se sentía profundamente romano y cristiano, pero su modelo de administración era germano. A la cabeza del estado estaba el rey. El reino estaba dividido en condados, administrados por los condes, que tenían poder civil, militar y judicial. Los condados fronterizos se llamaban marcas, gobernados por los marqueses, que tenían un gran poder militar para defender las fronteras del reino.
Con la muerte de Carlomagno, comenzó a debilitarse el Imperio, ya que sus sucesores no fueron capaces de administrarlo. Durante el siglo IX, occidente volvió a sufrir invasiones (de los pueblos normandos, magiares y sarracenos). Por esto, los reyes dejaron en manos de los condes y marqueses la defensa de sus territorios. La población asustada vio que estos nobles eran su única protección, y no el rey, que estaba muy lejos.


En un sistema feudal se registran una serie de rasgos comunes: - Las relaciones señor - vasallo. - Un gobierno personalizado y separación escasa de las funciones políticas. - Un sistema de posesión de la tierra basado en la concesión de feudos a cambio de una serie de prestaciones y de la obligación futura de determinados servicios. - La existencia de ejércitos privados y de un código del honor que acentúa la importancia de las obligaciones militares. - Un conjunto de derechos señoriales del señor sobre el campesino.
ACTIVIDADES INDIVIDUALES.- 1.- Explica cual era el papel de la Iglesia en el mundo feudal. 2.- Resume las causas del proceso de feudalización en Europa.
3.2 PLENITUD DEL FEUDALISMO.-
El feudo es la donación territorial que recibía un vasallo del señor a cambio de su servicio militar. Esta institución al principio (en el Imperio Romano), en la forma de colonato, forma embrionaria del feudo, existió en Europa desde fines de la época carolingia hasta fines de la Edad Media.. El régimen feudal tenía por base socio-económica a la servidumbre de la gleba, que desapareció en la Península Ibérica hacia el siglo XIII. Las relaciones del vasallaje abarcaban solo a la nobleza y al alto clero. Fuera de estas relaciones se encontraban los campesinos siervos y el tercer estamento (los habitantes de las villas y ciudades, personalmente libres, agrupados en corporaciones de artesanos y mercaderes: los gremios). El régimen feudal autoridad moral y a veces política suprema.
La Iglesia, en este rol, organizó las cruzadas contra los infieles, agrupando a la nobleza de distintos países.se caracterizaba por las interminables guerras entre los feudales, que arruinaban a vastos territorios. Los estados feudales eran muy frágiles y no duraderos. Los feudales pasaban frecuentemente de un señor al otro, lo que provocaba la disgregación de los reinos, condados y principados. El papel centrípeto lo desempeñó en este tiempo la Iglesia católica, que pretendía ejercer autoridad moral y a veces política suprema. Plenitud El feudalismo alcanzó su madurez en el siglo XI y tuvo su máximo apogeo en los siglos XII y XIII. Su cuna fue la región comprendida entre los ríos Rin y Loira, dominada por el ducado de Normandía. Al conquistar sus soberanos, a fines del siglo XI, el sur de Italia, Sicilia e Inglaterra y ocupar Tierra Santa en la primera Cruzada, establecieron en todas estas zonas las instituciones feudales. España también adoptó un cierto tipo de feudalismo en el siglo XII, al igual que el sur de Francia, el norte de Italia y los territorios alemanes. Incluso Europa central y oriental conoció el sistema feudal durante un cierto tiempo y en grado limitado, sobre todo cuando el Imperio bizantino se feudalizó tras la cuarta Cruzada. Los llamados feudalismos del antiguo Egipto y de Persia, o de China y Japón, no guardan relación alguna con el feudalismo europeo, y sólo son superficialmente similares. Quizá fueran los samurais japoneses los que más se asemejaron a los caballeros medievales, en particular los shoguns de la familia Ashikaga; pero las relaciones entre señores y vasallos en Japón eran diferentes a las del feudalismo de Europa occidental.
Características
En su forma más clásica, el feudalismo occidental asumía que casi toda la tierra pertenecía al príncipe soberano —bien el rey, el duque, el marqués o el conde— que la recibía "de nadie sino de Dios". El príncipe cedía los feudos a sus barones, los cuales le rendían el obligado juramento de homenaje y fidelidad por el que prestaban su ayuda política y militar, según los términos de la cesión. Los nobles podían ceder parte de sus feudos a caballeros que le rindieran, a su vez, homenaje y fidelidad y les sirvieran de acuerdo a la extensión de las tierras concedidas. De este modo si un monarca otorgaba un feudo de doce señoríos a un noble y a cambio exigía el servicio de diez caballeros, el noble podía ceder a su vez diez de los señoríos recibidos a otros tantos caballeros, con lo que podía cumplir la prestación requerida por el rey. Un noble podía conservar la totalidad de sus feudos bajo su dominio personal y mantener a sus caballeros en su señorío, alimentados y armados, todo ello a costa de sufragar las prestaciones debidas a su señor a partir de su propio patrimonio y sin establecer relaciones feudales con inferiores, pero esto era raro que sucediera ya que los caballeros deseaban tener sus propios señoríos. Los caballeros podían adquirir dos o más feudos y eran proclives a ceder, a su vez, parte de esas posesiones en la medida necesaria para obtener el servicio al que estaban obligados con su superior. Mediante este subenfeudamiento se creó una pirámide feudal, con el monarca en la cúspide, unos señores intermedios por debajo y un grupo de caballeros feudales para servir a la convocatoria real.


Herencia y tutela
Otro aspecto del feudalismo que requirió una regulación fue la sucesión de los feudos. Cuando éstos se hicieron hereditarios, el señor estableció un impuesto de herencia llamado ‘socorro’. Su cuantía fue en ocasiones motivo de conflictos. La Carta Magna estableció el socorro en 100 libras por barón y 5 libras por caballero; en todo caso, la tasa varió según el feudo. Los señores se reservaron el derecho de asegurarse que el propietario del feudo fuese leal y cumplidor de sus obligaciones. Si un vasallo moría y dejaba a un heredero mayor de edad y buen caballero, el señor no tenía por qué objetar su sucesión. Sin embargo, si el hijo era menor de edad o si el heredero era mujer, el señor podía asumir el control del feudo hasta que el heredero alcanzara la mayoría de edad o la heredera se casara con un hombre que tuviera su aprobación. De este modo surgió el derecho señorial de tutela de los herederos menores de edad o de las herederas y el derecho de vigilar sobre el matrimonio de éstas, lo que en ciertos casos supuso que el señor se eligiera a sí mismo como marido. La viuda de un vasallo tenía derecho a una pensión de por vida sobre el feudo de su marido (por lo general un tercio de su valor) lo que también llevaba a provocar el interés del señor por que la viuda contrajera nuevas nupcias. En algunos feudos el señor tenía pleno derecho para controlar estas segundas nupcias. En el caso de muerte de un vasallo sin sucesores directos, la relación de los herederos con el señor variaban: los hermanos fueron normalmente aceptados como herederos, no así los primos. Si los herederos no eran aceptados por el señor, la propiedad del feudo revertía en éste, que así recuperaba el pleno control sobre el feudo; entonces podía quedárselo para su dominio directo o cederlo a cualquier caballero en un nuevo vasallaje.
Ruptura del contrato
Dado el carácter contractual de las relaciones feudales cualquier acción irregular cometida por las partes podía originar la ruptura del contrato. Cuando el vasallo no llevaba a cabo las prestaciones exigidas, el señor podía acusarle, en su corte, ante sus otros vasallos y si éstos encontraban culpable a su par, entonces el señor tenía la facultad de confiscar su feudo, que pasaba de nuevo a su control directo. Si el vasallo intentaba defender su tierra, el señor podía declararle la guerra para recuperar el control del feudo confiscado. El hecho de que los pares del vasallo le declararan culpable implicaba que moral y legalmente estaban obligados a cumplir su juramento y pocos vasallos podían mantener una guerra contra su señor y todos sus pares. En el caso contrario, si el vasallo consideraba que su señor no cumplía con sus obligaciones, podía desafiarle —esto es, romper formalmente su confianza— y declarar que no le consideraría por más tiempo como su señor, si bien podía seguir conservando el feudo como dominio propio o convertirse en vasallo de otro señor. Puesto que en ocasiones el señor consideraba el desafío como una rebelión, los vasallos desafiantes debían contar con fuertes apoyos o estar preparados para una guerra que podían perder.
Autoridad real.
Los monarcas, durante toda la época feudal, tenían otras fuentes de autoridad además de su señorío feudal. El renacimiento del saber clásico supuso el resurgimiento del Derecho romano, con su tradición de poderosos gobernantes y de la administración territorial. La Iglesia consideraba que los gobernantes lo eran por la gracia de Dios y estaban revestidos de un derecho sagrado. El florecimiento del comercio y de la industria dio lugar al desarrollo de las ciudades y a la aparición de una incipiente burguesía, la cual exigió a los príncipes que mantuvieran la libertad y el orden necesarios para el desarrollo de la actividad comercial. Esa población urbana también demandó un papel en el gobierno de las ciudades para mantener su riqueza. En Italia se organizaron comunidades que arrebataron el control del país a la nobleza feudal que incluso fue forzada a residir en algunas de las urbes. Las ciudades situadas al norte de los Alpes enviaron representantes a los consejos reales y desarrollaron instituciones parlamentarias para conseguir voz en las cuestiones de gobierno, al igual que la nobleza feudal. Con los impuestos que obtuvieron de las ciudades, los príncipes pudieron contratar sirvientes civiles y soldados profesionales. De este modo pudieron imponer su voluntad sobre el feudo y hacerse más independientes del servicio de sus vasallos.
Los problemas surgían cuando un caballero aceptaba feudos de más de un señor, para lo cual se creó la institución del homenaje feudatario, que permitía al caballero proclamar a uno de sus señores como su señor feudal, al que serviría personalmente, en tanto que enviaría a sus vasallos a servir a sus otros señores. Esto quedaba reflejado en la máxima francesa de que "el señor de mi señor no es mi señor" de ahí que no se considerara rebelde al subvasallo que combatía contra el señor de su señor. Sin embargo, en Inglaterra, Guillermo I el Conquistador y sus sucesores exigieron a los vasallos de sus vasallos que les prestaran juramento de fidelidad.
Obligaciones del vasallo
La prestación militar era fundamental en el feudalismo, pero estaba lejos de ser la única obligación del vasallo para con su señor. Cuando el señor era propietario de un castillo, podía exigir a sus vasallos que lo guarnecieran, en una prestación denominada ‘custodia del castillo’. El señor también esperaba de sus vasallos que le atendieran en su corte, con objeto de aconsejarle y de participar en juicios que afectaban a otros vasallos. Si el señor necesitaba dinero, podía esperar que sus vasallos le ofrecieran ayuda financiera. A lo largo de los siglos XII y XIII estallaron muchos conflictos entre los señores y sus vasallos por los servicios que estos últimos debían prestar. En Inglaterra, la Carta Magna definió las obligaciones de los vasallos del rey; por ejemplo, no era obligatorio procurar ayuda económica al monarca salvo en tres ocasiones: en el matrimonio de su hija mayor, en el nombramiento como caballero de su primogénito y para el pago del rescate del propio rey. En Francia fue frecuente un cuarto motivo para este tipo de ayuda extraordinaria: la financiación de una Cruzada organizada por el monarca. El hecho de actuar como consejeros condujo a los vasallos a exigir que se obtuviera su beneplácito en las decisiones del señor que les afectaran en cuestiones militares, alianzas matrimoniales, creación de impuestos o juicios legales.
El elemento principal de este régimen fue el beneficio o feudo, que, como dijimos, era la entrega de tierras por parte de los reyes y señores a cambio de la fidelidad y prestación militar y personal del vasallo. Este contrato se suscribía durante la realización de un acto de gran solemnidad, que se dividía en tres etapas:
1. Homenaje donde el vasallo se arrodillaba con la cabeza descubierta y sin armas, y colocaba sus manos juntas entre las manos del señor. Luego pronunciaba la frase: “Señor, yo seré vuestro hombre”.
2. Fe, que consistía en un juramento de fidelidad. El vasallo colocaba sus manos sobre las Sagradas Escrituras o alguna reliquia.
3. Investidura, donde el señor investía al vasallo del feudo y le entregaba algún objeto que simbolizaba la tierra, como por ejemplo una rama o un terrón.
Mediante el homenaje y la investidura quedaban establecidas obligaciones recíprocas, dentro de las cuales el vasallo debía cumplir con la de ayuda y consejo. La ayuda era el servicio militar o de hueste, donde el vasallo debía presentarse con armadura y caballo y mantenerse por sus propios medios. Como un señor feudal contaba con muchos vasallos, se aseguraba las fuerzas armadas necesarias para proteger sus bienes.


ACTIVIDAD POR GRUPOS.- 1.- Escenifica el acto de vasallaje con uno de tus compañeros.
La economía feudal
La agricultura
La agricultura y la gran propiedad fueron las bases de la economía feudal. Las técnicas de cultivo continuaron siendo las utilizadas en la época romana, salvo en el mundo islámico.
El artesanado.
El artesano es una figura vital en las comunidades medievales ya que la mayoría de ellas deben procurarse sus propios aperos de labranza, paños y los útiles cotidianos. Desde el siglo XI los artesanos comenzaron a agruparse en cofradías. Paralelamente se crearon los gremios, que reglamentaron la producción y el aprendizaje.
El comercio.
Uno de los tópicos más arraigados de la Edad Media es que el comercio desapareció totalmente. Lo que ocurría era que, en gran medida, las rutas comerciales no estaban en manos cristianas, sino musulmanas. El comercio internacional estuvo dominado por musulmanes, genoveses y venecianos.
Fue en el ámbito del comercio del Báltico donde las ciudades portuarias firmaron un pacto de amistad y mutua libertad de comercio. El primer pacto lo firmaron las ciudades de Liubeck y Hamburgo en 1230, pero a él se fueron adhiriendo otras ciudades. En 1247 se había creado la Hansa.
El comercio al por menor se organizó en torno a un sistema de ferias y mercados locales en distintas ciudades. El mercado, o la feria, era una concesión real, que se desarrollaba en unos días concretos.

ACTIVIDAD INDIVIDUAL.- 1.- Compara el sistema feudal con el sistema esclavista de la antigüedad y el sistema capitalista de la época moderna.
3.3 CRISIS DEL FEUDALISMO,.
El feudalismo alcanzó el punto culminante de su desarrollo en el siglo XIII; a partir de entonces inició su decadencia. El subenfeudamiento llegó a tal punto que los señores tuvieron problemas para obtener las prestaciones que debían recibir. Los vasallos prefirieron realizar pagos en metálico (scutagium, ‘tasas por escudo’) a cambio de la ayuda militar debida a sus señores; a su vez éstos tendieron a preferir el dinero, que les permitía contratar tropas profesionales que en muchas ocasiones estaban mejor entrenadas y eran más disciplinadas que los vasallos. Además, el resurgimiento de las tácticas de infantería y la introducción de nuevas armas, como el arco y la pica, hicieron que la caballería no fuera ya un factor decisivo para la guerra. La decadencia del feudalismo se aceleró en los siglos XIV y XV. Durante la guerra de los Cien Años, las caballerías francesa e inglesa combatieron duramente, pero las batallas se ganaron en gran medida por los soldados profesionales y en especial por los arqueros de a pie. Los soldados profesionales combatieron en unidades cuyos jefes habían prestado juramento de homenaje y fidelidad a un príncipe, pero con contratos no hereditarios y que normalmente tenían una duración de meses o años. Este ‘feudalismo bastardo’ estaba a un paso del sistema de mercenarios, que ya había triunfado en la Italia de los condotieros renacentistas.
Su papel en el desarrollo político.
La figura jurídica del feudo estaba contenida en el derecho consuetudinario de Europa occidental y en aspectos feudales como la tutela y el matrimonio, la revertibilidad y la confiscación, que continuaron en vigor después de que la prestación militar hubiera desaparecido. En Inglaterra las posesiones feudales fueron abolidas por ley en 1660, pero se prolongaron en algunas zonas de Europa hasta que el derecho consuetudinario fue sustituido por el Derecho romano, proceso concluido por el emperador Napoleón a principios del siglo XIX.
Os recomendamos ampliar el tema con la Guía didáctica sobre la crisis del feudalismo y la transición al sistema capitalista, actualmente en preparación para Liceus.
ACTIVIDAD INDIVIDUAL.- Explica por qué en España el feudalismo no alcanzó el mismo apogeo que en Europa
3.4 EL FEUDALISMO EN ESPAÑA.-
El feudalismo adquiere en la Península Ibérica características propias debido a la invasión musulmana, que tuvo la virtud de interrumpir bruscamente el incipiente proceso prefeudal. Los musulmanes rompieron con el sistema de protección y encomienda que empezaba a dominar, dieron libertad a todos aquellos súbditos que lo solicitaban, en su afán de incorporar a la población el concepto místico del Islam: la comunidad de creyentes, comunidad en que no cabía vínculo feudal o prefeudal.
Junto a esta ruptura de vínculos, los musulmanes mantuvieron una economía monetaria no cerrada, puesto que participaba del único sistema comercial que sobrevivía en Europa: el comercio mediterráneo. Este tipo de relaciones sociales y económicas dieron una especial fisonomía a la España musulmana.
Ahora bien, además de la España musulmana había otras dos zonas: Cataluña, el área más feudal de la Península (dependiente de Carlomagno), y el área Cantabroastur, con una economía basada en el pastoreo que poco o nada tenía que ver con el feudalismo. Será necesario esperar al siglo XI—cuando se extiende la idea de cruzada—para que las cosas empiecen a cambiar sustancialmente. Pero tampoco entonces se dará una estructura estrictamente feudal, similar a los restantes países europeos, sino una estructura señorial, que se distingue de la feudal en un hecho fundamental: el campesino, al no estar sometido al vínculo feudal, puede renunciar a su señor. La existencia de muy espaciosas tierras de reconquista da lugar a importantísimas formas de libertad de contrata en el trabajo. Esto permite explicar varias cosas: la diferente situación de los campesinos castellanos y leoneses frente a los catalanes, los enfrentamientos entre señores y campesinos, la peculiar situación de la Iglesia, la dificultad para el establecimiento de una cultura urbana posterior, etc.
4.- RECURSOS Y BIBLIOGRAFÍA
Poly, Jean Pierre El cambio feudal : (siglos X-XII) Barcelona : Labor, 1983
Hilton, R.H Class conflict and the crisis of feudalism : essays in medieval social history London : Hambledon Press, 1985
Iradiel, Paulino Las claves del feudalismo, 860-1500 Barcelona : Planeta, 1991 Colección: Las claves de la historia
Para saber más:
http://caminantes.metropoliglobal.com/web/politica/feudalismo.htm
http://icarito.tercera.cl/icarito/2001/825/pag5.htm

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29/10/07

E lucevan le stelle


Lo prometido en clase es deuda. Acá les envío el área de Tosca, con el E lucevan le stelle para que se deleiten mientras repasan la unidad de Tiempo (recuerden que deben preparar una unidad para el final)


cliquear para oir


Autor: Giacomo PucciniObra: Tosca, 1900Fragmento: E lucevan le stelle -3.05-Intérprete: Peter Dvorsky (tenor) CAVARADOSSI (Permanece pensativo, después,
se pone a escribir pero, después
de algunas líneas, le invaden los
recuerdos, y cesa de escribir)
(pensando)
Y brillaban las estrellas
y olía la tierra...
chirriaba la puerta del huerto
y unos pasos hacían florecer la arena...
¡¡¡Entraba ella fragante
y caía entre mis brazos...!!!
¡Oh dulces besos, lánguidas caricias!
Mientras yo estremecido
las bellas formas iba desvelando...
Para siempre desvanecido
mi sueño de amor...
Ese tiempo ha acabado...
¡y voy a morir desesperado!
¡Y jamás he amado tanto la vida!

(Rompe en sollozos y se coge la
cabeza entre las manos. De la
escalera viene Spoletta acompañado
por el sargento y seguido de Tosca.
El sargento lleva una linterna.
Spoletta indica a Tosca dónde se
encuentra Cavaradossi; luego con
el carcelero y el sargento baja,
no sin antes indicar a un centinela
que vigile al prisionero.)

Memoria


Memoria que necesitamos todos

Por Juan Carlos MarinLes agradezco a todos la decisión de hacerme presente aquí, iniciando las actividades de este Centro de Estudios de la Memoria y los Derechos Humanos.Espero no defraudarlos.Creo oportuno como piedra fundacional de este Centro, recordar a todos aquellos que lucharon antes, durante y después de los acontecimientos de setiembre de 1973. Aquellos que lo hicieron por lograr una creciente igualdad social en la conquista y defensa de una democracia para todos. Fueron muchos. Para nosotros, aún lo siguen siendo. Los tenemos presentes a todos, en la complejidad y la diversidad de sus luchas. Deseamos compartirlos con todos los que de la necesidad de un conocimiento riguroso del pasado perfilan el arma de la crítica radical del presente.Que nadie se equivoque, no es la nostalgia de nuestro pasado la que nos convoca, es nuestra disconformidad con el presente la que nos ha reunido aquí en la tarea de construir y hacer presente la memoria.Necesitamos recordar para comprender y superar en el presente la aparente contradicción entre el ocaso de las ilusiones del pasado y la determinación de prolongar las luchas por lograr un presente más humano.
Todos somos la resultante de nuestro pasado. Necesitamos comprender la raíz de nuestra diversidad y la determinación y legitimidad de nuestra disconformidad con el presente. La historia no se repite pero siempre nos alcanza en su resultante .
La construcción de un conocimiento del pasado no es una tarea sencilla. Mucho menos aún cuando se trata de un pasado tan cercano, que casi coincide con lo inmediato. Las experiencias personales fundadas en el dolor no son buenas consejeras. Pertenezco a una generación que tuvo que hacerse y construirse en medio de inhumanos y formidables exterminios y convivir con ellos. Costaba admitirlo pero así era: la brutalidad nos rodeaba y había que comprenderla pero también enfrentarla para superarla y seguir viviendo. Pero ahora, reconozco con humildad y debo decirlo, que si bien el recuerdo del dolor y el sufrimiento es dignificante no es la mejor forma del conocimiento con que debemos construir nuestra memoria. Porque una memoria solo personal, fundada sólo en el recuerdo del dolor y el sufrimiento no alcanza, no es suficiente ayuda para enfrentar el conocimiento de todo lo aberrante que hemos vivido. Tal vez incluso sea al contrario: es posible que ante la más mínima amenaza de retorno de una situación semejante, el recuerdo del dolor y la actualización de nuestros sufrimientos nos aterroricen y nos lleven a desear firmemente el olvido de todo ello, a intentar fugarnos de lo inmediato y, con ello, sin saberlo, ampliar nuestra indefensión ante la amenaza de una reiteración del horror.Como ustedes saben, el recuerdo y la memoria dependen sobremanera del modo y del grado de nitidez de nuestro conocimiento actual acerca de esas experiencias.En otras palabras, asimilamos los golpes y los acomodamos en función de lo que ya sabemos acerca de ellos: nos sorprende, sin duda, cuando se producen, pero de inmediato los incorporamos, a veces para tranquilizarnos, a veces, como ahora, para hacer algo respecto de ellos. En ese sentido, el conocimiento de las condiciones y modos constitutivos de masacres como por las por ustedes sufridas, no nos es inmediatamente dado, no es un producto, una resultante directa a partir de nuestra experiencia de esas situaciones. Ni aún en nombre de la experiencia vivida de aquellos que la padecieron de manera inmediata y directa y lograron sobrevivir a su brutalidad. Porque antes de la masacre, cuyo recuerdo y exigencia de justicia nos convoca aquí, vivimos y oímos de muchas otras... Es decir, las asimilamos y acomodamos – las normalizamos- a dichas experiencias en función de nuestros sistemas de construcción y asimilación de conocimientos acerca de ese tipo de procesos.Me pregunto, en esos momentos dramáticos del pasado, ¿estábamos en condiciones de reconocer la amenaza que nos acechaba? ¿Nos habíamos preparado para ello?¿Conocíamos y sabíamos reconocer las condiciones en que se generan esas masacres? ¿Estábamos alertados?En verdad, podríamos comenzar a intentar responder a estos interrogantes instalándonos en lo que era, en esos momentos, nuestra historia más cercana y universalizada¿Nos era tan lejano el genocidio sucedido en Europa en la llamada segunda guerra mundial? Y también las referencias a los exterminios sucedidos en Yakarta, cuyas palabras fueron escritas en las paredes de las calles de Santiago mucho antes de septiembre del 73. ¿No constituían una advertencia nítida y clara acerca de la masacre que nos amenazaba?Acaso el proceso que en Alemania llevó finalmente al genocidio de judíos, ¿no había comenzado con el aniquilamiento previo de todos aquellos que luchaban por construir condiciones de vida más humanas e igualitarias para todos?Una sociedad que se funda crecientemente en la injusticia social, ¿no es acaso el territorio natural de las luchas sociales y políticas por lograr condiciones humanas para todos?Cuándo los que combaten por crear condiciones más humanas de vida, son aniquilados, ¿no se están creando acaso las condiciones de un próximo y generalizado exterminio de todos los que luchan por humanizar el orden social?Si no registramos esos procesos, si ellos no se constituyen y se integran como conocimiento acerca de la génesis de las masacres y los genocidios, nos estamos desarmando; y con ello, preparamos nuestra impotencia para reconocer una, al menos, de las condiciones de la próxima masacre.Vivir, convivir con y aceptar la injusticia social como una forma natural de vida es, tarde o temprano, crear las condiciones de una próxima catástrofe. Es una cuestión de responsabilidad. Por eso me atrevo a señalar que las masacres y los genocidios que se han producido en nuestros territorios y que residen en nuestra memoria también ocupan un espacio sustantivo en el complejo proceso social en el que se desenvuelven las luchas sociales libertarias.No constituyen necesariamente un efecto buscado por quienes ejercen y prolongan esas luchas libertarias. Pero así lo suelen entender quienes en nombre de la defensa del orden y de la obediencia debida combaten a esas luchas; ellos asumen el exterminio como el instrumento finalmente categórico del combate.Es en esa cultura genocida y en las condiciones sociales que la reproducen y buscan ampliarlas, en dónde debemos concentrar nuestra capacidad de observación y reflexión para orientar nuestra capacidad de investigar y conocer la génesis de esos procesos y sus modos de desenvolvimiento.Me solidarizo con ustedes en vuestro reclamo de construir un conocimiento fundante de una memoria que necesitamos para luchar hoy. Pero no quiero olvidar que la precondición de esa lucha por el conocimiento y la memoria, es nuestra más profunda solidaridad con la lucha de todos los desposeídos, estén donde estén. Una memoria activa nos exige no sólo reclamar justicia sino también saber más de todo esto... para no desarmarnos ante lo que no ha dejado de producir injusticias ni nos ha dejado de amenazar.Quiero hacer presente y recordarles a todos, la declaración que nos hicieran los participantes del XXII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología, realizada en Concepción/Chile en 1999,"los científicos sociales no pueden limitarse a la realización de un diagnóstico de sus sociedades, sin conocer y enfrentar las múltiples dimensiones en que se ejerce de manera inhumana y arbitraria el monopolio legal de la violencia en nuestro continente. Postulamos así la urgencia de colaborar en la construcción de un juicio moral que haga posible la ruptura con las formas de obediencia acrítica a la autoridad, haciendo observable y promoviendo la desobediencia debida a toda orden de inhumanidad."Este orden social, este, en el que vivimos, construye todos los días y durante todas sus horas victimarios potenciales. Con o sin uniformes, eso no es lo sustantivo. Lo sustantivo, del ordenamiento social dominante, es el mandato moral que logra instalar en cada uno de nuestros cuerpos una moral de la obediencia anticipada a ejercer el castigo. Lo instala en un proceso social normativo en muy diversas escalas de la vida social, de manera constante y lo hace de modo tal que no es evidente para la gran mayoría: normaliza la moral de la obediencia y el castigo como instrumento central de la reproducción de su ordenamiento social.Es una moral de la obediencia anticipada con que cuentan los poderes establecidos. Es, a su vez, una moral del ejercicio del castigo. Es una moral que actúa instantáneamente, no necesita reflexionar; ha sido construida con una sensibilidad de reflejos inmediatos, a obedecer y a castigar. Dos caras de una misma moneda de la normalización del autoritarismo social. Al mismo tiempo que construye la capacidad y la normalización del orden social, construye la capacidad de que todos sean gendarmes de ese orden social, con o sin uniformes.Actúa inmediatamente ante todo indicio de resistencia humana a la inhumanidad de nuestro orden social. Es un operador exitoso, cuya historia es más que milenaria, permanentemente actualizada en el desenvolvimiento evolutivo de todas las formaciones sociales que hemos conocido y que aún se fundan en el monopolio del ejercicio de la fuerza material.Debemos aprender a desarmar esa moral. Debemos conocer sus raíces y sus modos de irradiación en los cuerpos. Debemos estudiar e investigar de qué manera construir y difundir una moral de la desobediencia a toda orden de inhumanidad.Para ello, es imprescindible reconocer que sabemos poco y necesitamos saber más acerca de esos procesos y del modo en que se intentaron resolver, en el pasado, las contradicciones del orden social. Comprender que no podemos convocar y acudir a una memoria que ha demostrado ser indefensa en su capacidad de reconocimiento anticipatorio del desencadenamiento de una complejidad social cuya resultante ha sido una tragedia.Una memoria activa solo puede constituirse a partir de avanzar en la construcción de investigaciones que logren un conocimiento riguroso que nos ayuden a desentrañar cuáles fueron los procesos constitutivos que desencadenaron y originaron estas resultantes trágicas. Que también nos ayuden a comprender como operan hoy día sus efectos. Pues a nadie puede –ni debe- escapársele que, sin este conocimiento, corremos el riesgo de normalizar el pasado.Lo que sucedió aquí en Chile, no puede ni debe ser subsumido con relación a lo que ocurrió en gran parte del territorio latinoamericano en esas décadas. Sería caer en el campo de las analogías falsas por supuestas y aparentes semejanzas. Es verdad que en todos los casos tuvimos en común a muchos de nuestros victimarios extranjeros y eso nos puede llevar al error de creer que sucedió lo uno y lo mismo en cada uno de nuestros territorios. Pero las fuerzas victimarias que operaron del campo internacional lo hicieron en nuestras historias y estructuras sociales muy diversas preexistentes en nuestros países.Importante aclarar que no produjeron cuantitativa ni cualitativamente la misma identidad de victimas en cada uno de nuestros territorios ni la resultante de dichos procesos son comunes. Es imprescindible rescatar la identidad y la singularidad de cada uno de estos procesos vividos en el marco nacional pero que expresaron parte de un proceso internacional de enorme complejidad de mediados del siglo XX. Formaron parte del modo en que se resolvieron contradicciones inmanentes del proceso de crecimiento y expansión territorial de la formación social capitalista a escala mundial.Solo es cierto, con certeza, que en todos los casos, el carácter capitalista de nuestras sociedades crecieron cualitativamente en la instalación de nuevos modos y nuevas formas de relaciones sociales dominantes a partir del dominio que otorgó la indefensión ciudadana que crearon. En la actualidad el costo de esas resoluciones de las contradicciones inmanentes aún las estamos pagando.Espero que la decisión de todos ustedes de crear este Centro nos dé no solo la alegría de encontrarnos en tareas semejantes sino también la certidumbre de contar en breve con la fuerza de un conocimiento acerca de lo sucedido en Chile, con el cual puedan pertrecharse todos los que luchan hoy, por el ejercicio de una moral justiciera y libertaria de los derechos humanos. Deseo y espero que logremos avanzar de manera solidaria con la fuerza de la razón que nos une, en nuestra convicción, de que el uso de la violencia en cualquiera de sus formas es inhumana para quien la recibe e irreversiblemente destructiva de la humanidad de quien la ejerce. Que quienes trabajen en esta empresa de la Memoria y los Derechos humanos puedan instalar con claridad la importancia de no caer en la trampa de la espiral de la guerra. Ayudar a que se comprenda que el uso de la fuerza moral es -en realidad- la única forma de acción que tiene la capacidad de transformar la inhumanidad de las condiciones materiales y sociales. Que se comprenda que la capacidad de construir esa fuerza moral se funda en la radicalidad posible de avanzar en la construcción del conocimiento de las condiciones que reproducen incesantemente a esta inhumanidad. Que el uso reflexivo -colectivamente realizado- de ese conocimiento es el que genera la posibilidad de encontrar las acciones con capacidad estratégica de construir y usar la fuerza material de una moral capaz de colaborar incesantemente en la humanización de nuestra especie.Por último, quiero terminar, recordando a dos grandes luchadores en la historia de nuestra humanidad, en primer lugar, recordando con sus palabras a quién nos anticipó y advirtió acerca de la fuerza material de esta dimensión moral de la realidad social que nunca debiéramos olvidar,"Cierto es que el arma de la crítica no puede suplir a la crítica de las armas, que el poder material tiene que ser derrotado por el poder material, pero también la teoría se convierte en poder material cuando prende en las masas. Y la teoría puede prender en las masas a condición de que argumente y demuestre ad hominen, para lo cual tiene que hacerse una crítica radical. Ser radical es atacar el problema por la raíz. Y la raíz, para el hombre, es el hombre mismo."(Marx, K, 1834/44). ?Y ahora sí, finalmente y para evitar malentendidos acerca de mis determinaciones y convicciones que espero poder compartir con ustedes, decirles y hacerles presente las palabras –que también hago mías- de un gran luchador como lo fue Mahatma Gandhi, quien siempre luchó con la fuerza de sus razones y la fuerza de esas razones en la presencia de las masas, nos dijo Gandhi,?"No tengo ningún reparo en decir que, cuando sólo es posible elegir entre la cobardía y la violencia, hay que decidirse por la solución violenta (...) Preferiría mil veces correr el peligro de recurrir a la violencia antes que ver cómo castran a una raza" (MKG) ?Espero no haberlos defraudado, gracias,Juan Carlos MarínSeptiembre 11 de 2007

26/10/07

ESQUEMA SIGLO XVII


PROGRAMA 2007

Instituto Superior del Profesorado " Dr. Joaquín V. González"Materia: Introducción a la Historia y Disciplinas AuxiliaresCursos: Primeros años "E" Turno mañana. "B" y "C " Turno nocheProfesora: Susana P. MartínezAdscripto: Fabián Di Stéfano
Año: 2007Objetivos:- Desarrollar en los alumnos el espíritu crítico, de observación y reflexivo para que logren proponer y plantear problemas.- Capacitarlos para la lectura y análisis de textos y documentos que los acerquen a la problemática de la Historia.- Lectura y análisis de las fuentes y soportes que utiliza el historiador.- Conocimiento de distintas técnicas para el trabajo de investigación.- Abordaje teórico y métodos de la investigación histórica.Evaluación:Los alumnos deberán aprobar exámenes parciales y trabajos prácticos indicados por la cátedra, para presentarse al examen final en carácter de alumnos regulares.Parciales:Se los evaluará con dos parciales - escritos u orales - Uno en el primer cuatrimestre y el otro en el segundo. Los parciales escritos tendrán recuperatorio.Trabajos prácticos:- Realizarán lectura y comentario de textos.- Comparación metodológica de autores- Realizarán trabajos referentes a distintas técnicas de relacionadas con la investigación histórica. Unidad ILa Historia La enseñanza de la Historia. Historia a Debate. Manifiesto de Historia a Debate.Introducción a las corrientes historiográficas del siglo XX y XIX.¿Qué es la Historia? Controversias sobre su concepto. Concepto de acontecimiento. Hecho histórico. Construcción del mismo. Usos de la Historia a través del tiempo. BibliografíaCARRETERO, Mario, Comprensión de la Historia y formación de la identidad de América del Sur. Proyecto de investigación de la Fundación Nueva York. Madrid, 2004FERRO, Marc, Cómo se enseña la historia a los niños del mundo entero. Siglo XX, Madrid, 1990.HISTORIA A DEBATE. . Manifiesto. España 2001PEREZ LINDO, A. Políticas del conocimiento, educación superior y desarrollo. Biblos, Buenos Aires, 1998.BLOCH, M. Introducción a la Historia. F.C.E. Buenos Aires, 1975.VILAR, P. Iniciación al vocabulario del análisis histórico. Altaza, Barcelona, 1999, ps 315COLLINGWOOD, R. La idea de la Historia. F.C.E., México, 1977.CARR, E. ¿Qué es la Historia? Seix Barral, Barcelona, 1972.FEBVRE, L. Combates por la Historia. Ariel, Barcelona, 1970TOPOLSKY, J. Metodología de la Historia. Cátedra, Madrid, 1982.LE GOFF, J. Pensar la Historia. Modernidad, presente y progreso. Paidós, Barcelona, 1991LE GOFF y NORA, P. "Presentación". En: Hacer la Historia. Laia, Barcelona, 1974ROMANO, R. "La historia hoy". En: Revista de Ciencias Sociales, vol. XXXI, nº4, Buenos Aires, 1981PLUMB, J. La muerte del pasado. Seix Barral, 1974.FLORESCANO, E. " De la memoria del poder a la historia como explicación". En: PEREYRA, C. y otros. ¿Historia para qué? Siglo XXI, México, 1982.GONZALEZ, L. "De la múltiple utilización de la historia". En: idem. pp.55-74DUBY, G. La historia continúa. Debate, Madrid, 1992.SANCHEZ PRIETO, S. ¿ Qué es la historia?. Reflexiones epistemológicas para profesores de secundaria. Siglo XXI, España, 1995.APPLEBY, J. La verdad sobre la historia. A. Bello, Buenos Aires, 1998.
Unidad IIHistoria como conocimientoConcepto de conocimiento. Distintos tipos de conocimientos. Conocimiento científico. Conocimiento histórico. Construcción del mismo. Importancia en la investigación histórica. Técnicas de la investigación.Concepto de documentos. Distintos soportes. Fuente histórica.Disciplinas Auxiliares, documentos modernos: fotos, cine, TV. y sonido. Documento electrónico. Historia oral. Construcción de la misma.BibliografíaKLIMOSKY,G. Las desventuras del conocimiento científico. A-Z Editora, Buenos Aires, 1994TOPOLSKY, J. Ob. Cit.PEREZ LINDO, A. Ob. Cit.CARDOSO Y PEREZ BRIGNOLI. Los métodos de la historia. Crítica, Barcelona, 1984.SIERRA BRAVO, R. Ciencias Sociales. Epistemología, lógica y metodología. Paraninfo, Madrid, 1984.MARIN, M. y HALL, B. Prácticas de lectura con textos de estudio. EUDEBA, Buenos Aires, 2005PARDINAS,F. Metodología y técnicas de investigación en ciencias sociales. Siglo XXI, México,1984.REVEL, J. "La historia y las ciencias sociales". En:AA:VV: Segundas Jornadas Braudelianas. Historia y Ciencias Sociales.UNAM, México, 1995.GIANELLA, A. Introducción a la epistemología y a la Metodología de la ciencia. UNLP., La Plata, 2000.TUÑON DE LARA, Metodología de la historia social de España.,Siglo XXI, Buenos Aires, 1979.CASSANI, J. y PEREZ AMUCHASTEGUI. Las fuentes de la Historia. Cooperadora de Derecho y C.Sociales, Buenos Aires, 1966.FINOCCHIO, S. y otros. " Las fuentes orales en la enseñanza de la Historia". En: Rev. de Historia Entrepasados. Año IV, nº 6, Buenos Aires, 1994, pp.165-176.MOSS y otros. La historia oral. CEAL, Buenos Aires, 1991BARELA, L. y otros. Otro modo de hacer historia. Leviatán, Buenos Aires, 1992.ROBERTS, B. "Memoria. Hacer historia y narración". En: Voces recordadas. Nº 3 Rev. de Historia oral. Instituto de Historia de la Ciudad de Buenos Aires. 1998, pp.32-36JOUTARD, P. Esas voces que nos llegan del pasado. FCE., Buenos Aires, 1999KAGOME, Maina. "La historia oral y los archivos". Rev. del AGN.Nº 9, año XI, Buenos Aires, 1984, p.44TODOROV, T. Los abusos de la memoria. Paidós Asterisco, Barcelona, 2000.FLORIO, R. "Narrar la memoria: política de la identidad, política del recuerdo". En: Taller. Rev. de Sociedad, cultura y política. Vol.4, nº 11. Asociación de estudios de Cultura y Sociedad. Buenos Aires, 1999, pp.121-129.NIETHAMMER, L." ¿Para qué sirve la historia oral?". En: ACEVES LOZANO (Comp.) Historia oral. UNAM, Instituto Mora, México, 1992CHEN y FOUGEYROLLAS, P. La influencia del cine y la televisión. Breviario del FCE. México, 1980, pp-9-55SILVA, A. Album de familia. La imagen y nosotros mismos. Norma, Buenos Aires, 1998SMITH, J. (Coord) Análise documentaria:a análise da sítese. Grupo Temma. MCT - Brasilia, 1987ECO, H. ¿Cómo se hace una tesis doctoral? Técnicas y procedimientos de estudio e investigación. Gedisa, Barcelona, 1982.DURANTI, L. La Diplomática. Nuevos usos. UNC. Córdoba. 1995TAMAYO, A. Archivística. Diplomática. Sigilografía. Cátedra, Madrid, 1996.Unidad IIILa historia y el tiempo. Tiempo y Espacio. Concepto de tiempo histórico. Historicidad. Presente. Pasado. Futuro. La construcción del pasado. Periodizaciones. Tiempos cíclico, lineal y cósmico. Tiempo vectorial. Tiempo "eje". Larga, media y corta duración. Influencia de las concepciones del tiempo en el hombre y en la historiografía .Concepto de Modernidad y Posmodernidad. La idea de Progreso y Decadencia en Occidente. El tiempo en la escuela.BibliografíaCHESNEAU,. J. ¿Hacemos tabla rasa del pasado?. Siglo XXI, Buenos Aires, 1984BLOCH, M. Ob. Cit. Cap. III -IVBRAUDEL, F. La historia y las ciencias sociales. Alianza, Madrid, 1970BOURDE, G. y HARVE, M. Las escuelas históricas. Akal Universitaria, Madrid, 1992.HOBSBAWM, Eric. Sobre la Historia. Crítica, Barcelona, 1998.KOSELLECK, R. Futuro Pasado. Para una semántica de los tiempos históricos. Paidós Básica. Barcelona, 1993.VIÑAO FRAGO, A. " Tiempo, historia y educación". En: Rev. Complutense de educación, vol.5, Edt. UC., Madrid,1994, pp.9-45CHAUNU, P. Historia y decadencia. Gránica, Colec. Plural, Madrid, 1993LE GOFF, J. Ob. Cit.JASPERS, K. La filosofía. F.C.E. Buenos Aires, 1978JASPERS, K. Origen y meta de la historia. Altaya, Barcelona, 1995.AAVV. "Cita con el Apocalísis". En: Rev. La aventura de la Historia. Año 2, nº 14, Atalaya, Madrid, 1999, pp.69-87.LE GOFF, J. Pensar la Historia. Modernidad, presente y progreso. Paidós, Barcelona, 1991Unidad IVCiencia y métodosConcepto de ciencia. Ciencias sociales. Ciencia histórica. Problemas actuales. Legalidad en la historia. Etapas de la investigación como proceso. Problemas, marco teórico, hipótesis. Modelos de análisis. Comprensión, explicación.Concepto de método. Método histórico. BibliografíaDUBY, G. Ob. Cit.CHIARAMONTE, J.C. "El oficio del investigador en la historia. Una experiencia personal." En: SCHUSTER,F. El oficio del Investigador. UBA. Buenos Aires, 1995, pp.95-114WAINERMAN,C. y SAUTU,R (comp.) La trastienda de la Investigación. Belgrano, Buenos Aires, 2001,pp.15-41.CARR, E. Ob.Cit.SIERRA BRAVO, R. Ob.Cit.FRANKEL, CH. "Explicación e interpretación en historia." En: Cuadernos de epistemología nº 37, UBA, Buenos Aires, 1970GIANELLA,A. Ob.Cit.NORIEL, Gerárd. Sobre la crisis de la Historia. Frónesis Univ. de Valencia, Madrid, 1997APPLEY y otros. Ob. Cit.CARDOZO,C. Introducción al trabajo de la investigación. Crítica,1982.KULA, J. "Investigaciones comparativas sobre la formación de la clase obrera". En: Historia social. Estudios monográficos 9.UBA, FF.y L. Buenos Aires, 1966SARTORI G. y MORLINO,L. La comparación en las ciencias Sociales. Alianza, Madrid,1994, pp.29-79TUÑON DE LARA, M. Ob. CitUnidad VConstrucción de la historiaConcepto de historiografía. Evolución del pensamiento histórico. Aportes de modernidad. Principales corrientes historiográficas del siglo XX. Críticas a la escuela de Annales. Nuevas tendencias para el siglo XXI.BibliografíaCOLLINGWOOD, H., Ob. Cit.FINLEY, M. Uso y abuso de la historia. Crítica, Barcelona, 1979KOROL, J. "Duraciones y paradigmas de la escuela de Annales". En: Rev. Punto de vista, nº 5, Buenos Aires 1985, pp.18-25FONTANA, J. Historia. Análisis del pasado y proyecto social. Barcelona, Crítica 1982.BURKE, P. La revolución historiográfica francesa. La Escuela de Annales. 1929-1989. Gedisa, Barcelona, 1993.LE GOFF, Ob.Cit..NOIREL,G. Sobre la crisis de la historia. Frónesis. UV.,Madrid, 1997AROSTEGUI, Julio. #El fin de la contemporaneidad o el presente como historia". En: Rev. Historia 16,Madrid, 1999,pp.62-67DIETRICH,H. "Teoría y praxis del nuevo proyecto histórico".En: Fin del capitalismo global. El nuevo proyecto histórico. Editorial 21, Buenos Aires, 1998RUIZ DOMENEC,J. Rostros de la historia. Veintiún historiadores para el siglo XXI. Península, Barcelona, 2000.HISTORIA A DEBATE Ob.. Cit. Los alumnos podrán acceder a la página virtual de la Cátedra en forma voluntaria -
Prof. Susana MARTINEZ

Expansión del Islam


RECREO-SINATRA


Strangers in the Night Frank Sinatra

Imagine Joan Baez
I Love Paris Ella Fitzgerald
CLIQUEEN EN LOS TÍTULO Y A DISFRUTAR QUE SE VIENEN LOS
EXAMENES FINALES!
SALUTTE, FABIAN

nora jones - don't know why.mp3




CLIQUEA ACA Y DISFRUTA UN POCO!

19/10/07

EGIPTO EN LA ANTIGÜEDAD


Signos: 1) Territorios del Egipto faraónico en los momentos de esplendor de las dinastías del Imperio Antiguo y Medio; 2) y 3) Expansión y direcciones imperialistas de Egipto durante la dinastía XVIII; 4) Cataratas del Nilo; 5) Aspiraciones de los Estados hitita y mitani a Siria.
La historia de Egipto tiene por marco el valle inferior del Nilo, con su delta, y los territorios próximos: los oasis costeros de Cirenaica, las tierras más húmedas de Nubia, la península de Sinaí y el litoral de Palestina y Siria, por cuyas rutas llegaron a aquel país las invasiones de pueblos extranjeros.
Durante los Imperios Antiguo y Medio, la política de los faraones consistió, en líneas generales, en mantener la cohesión entre el Alto y el Bajo Egipto y extender su dominio hasta la tercera catarata del Nilo, así como hasta la península de Sinaí. Esto se logró en momentos de apogeo, en los cuales la expansión egipcia corresponde al color encarnado (signo 1). En el mapa se indican las capitales de los Imperios Antiguo y Medio: Tinis (Imperio tinita), Menfis (Imperio menfita) y Tebas (Imperio tebano).
Después de la invasión de los hiksos y de su expulsión por la reconquista tebana, se inicia el imperialismo de los faraones de la dinastía XVIII, que culmina con Tutmés III. Como expresa el rayado del signo 2 y las flechas número 3, en el momento de mayor esplendor del Imperio Nuevo comprendía Egipto, además de su territorio tradicional, Nubia, Cirenaica, Canaán y Siria. En esta región, los ejércitos faraónicos chocaron con las ambiciones simu8ltáneas y opuestas de los monarcas mitani e hititas, que se expresan en el mapa con las flechas del número 5. Esto dio lugar a las guerras egipcio-hititas, las cuales culminaron en tiempos de Ramsés II.
El signo número 4 hace referencia a las cataratas que limitan los tramos navegables del Nilo, cuya importancia fue grande en la vida política y relaciones comerciales del antiguo Egipto.

Decreto sobre supresión de honores al Presidente de la Junta y otros funcionarios públicos

Gaceta de Buenos Aires (1810-1821), cit., p (711): correspondiente al 8 de diciembre de 1810. Orden del día
En vano publicaría esta Junta principios liberales, que hagan apreciar á los pueblos el inestimable don de su libertad, si permitiese la continuacion de aquellos prestigios, que por desgracia de la humanidad inventaron los tiranos, para sofocar los sentimientos de la naturaleza Privada la multitud de luces necesarias, para dar su verdadero valor á todas las cosas; reducida por la condicion de sus tareas á no extender sus meditaciones mas allá de sus primeras necesidades; acostumbrada á ver los magistrados y xefes envueltos en un brillo, que deslumbra á los demas, y los separa de su inmediacion; confunde los inciensos y homenages con la autoridad de los que los disfrutan; y jamas se detiene en buscar á el xefe por los titulos que lo constituyen, sino por el voto y condecoraciones con que siempre lo ha visto distinguido. De aquí es, que el usurpador, el déspota, el asesino de su patria arrastra por una calle pública la veneracion y respeto de un gentío inmenso, al paso que carga la exacracion de los filosofos, y las maldiciones de los buenos ciudadanos; y de aquí es, que á presencia de ese aparato exterior, precursor seguro de castigos y todo género de violencias, tiemblan los hombres oprimidos, y se asustan de si mismos, si alguna vez el exceso de opresion les habia hecho pensar en secreto algun remedio.¡Infelices pueblos los que viven reducidos á una condicion tan humillante! Si el abatimiento de sus espiritus no sofocase todos los pensamientos nobles y generosos, si el sufrimiento continuado de tantos males no hubiese extinguido hasta el deseo de libertarse de ellos, correrían á aquellos paises felices, en que una constitucion justa y liberal dá unicamente á las virtudes el respeto, que los tiranos exigen para los trapos y galones abandonarían sus hogares, huirían de sus domicilios, y dexando anegados á los déspotas en el fiero placer de haber asolado las provincias con sus opresiones, vivirían baxo el dulce dogma de la igualdad que raras veces posee la tierra, porque raras veces lo merecen sus habitantes. ¿Qué comparacion tiene un gran pueblo de esclavos, que con su sangre compra victorias, que aumenten el luxo, las carrozas, las escoltas de los que lo dominan, con una ciudad de hombres libres, en que el magistrado no se distingue de los demas, sino porque hace observar las leyes, y termína las diferencias de sus conciudadanos? Todas las clases del estado se acercan con confianza á los depositarios de la autoridad, porque en los actos sociales han alternado francamente con todos ellos; el pobre explica sus acciones sin timidéz, porque ha conversado muchas veces familiarmente con el juez que le escucha; el magistrado no muestra seño en el tribunal, á hombres que despues podrían despreciarlo en la tertúlia; y sin embargo no mengua el respeto de la magistratura, porque sus decisiones son dictadas por la ley, sostenidas por la constitucion, y executadas por la inflexlble firmeza de hombres justos é incorruptibles.
Se avergonzaría la Junta, y se consideraría acreedora á la indignacion de este generoso pueblo, si desde los primeros momentos de su instalacion, hubiese desmentido una sola vez los sublimes principios, que ha proclamado. Es verdad que consequente á la acta de su ereccion decreto al Presidente en orden de 28 de mayo los mismos honores, que antes se habian dispensado á los vireyes; pero este fue un sacrificio transitorio de sus propios senimientos, que consagró al bien general de este pueblo. La costumbre de ver á los vireyes rodeados de escoltas y condecoraciones habría hecho desmerecer el concepto de la nueva autoridad, si se presentaba desnuda de los mismos realces; quedaba entre nosotros el virey depueso; quedaba una audiencia formada por los principios de divinizacion de los déspotas; y el vulgo que solo se conduce por lo que vé, se resentiría de que sus representantes no gozasen el aparato exterior, de que habian disfrutado los tiranos, y se apoderaría de su espíritu la perjudicial impresion, de que los xefes populares no revestian el elevado caracter, de los que nos venian de España. Esta consideracion precisó á la Junta á decretar honores al Presidente, presentando á el pueblo la misma pompa del antiguo simulacro, hasta que repetidas lecciones lo dispusiesen á recibir sin riesgo de equivocarse el precioso presente de su libertad. Se mortificó bastante la moderacion del Presidente con aquella disposicion, pero fué preciso ceder á la necesidad, y la Junta executo un arbitrio politico, que exigian las circunstancias, salvando al mismo tiempo la pureza de sus intenciones con la declaratoria, de que los demas Vocales no gozasen honores, tratamiento, ni otra clase de distinciones.
Un remedio tan peligroso á los derechos del pueblo, y tan contrario á las intenciones de la Junta, no ha debido durar sino el tiempo muy preciso, para conseguir los justos fines, que se propusieron. Su continuacion sería sumamente arriesgada, pues los hombres sencillos creerían ver un virey en la carroza escoltada, que siempre usaron aquellos xefes; y los malignos nos imputarían miras ambiciosas, que jamas han abrigado nuestros corazones. Tampoco podrían fructificar los principios liberales, que con tanta sinceridad comunicamos; pues el comun de los hombres tiene en los ojos la principal guia de su razon, y no comprenderían la igualdad, que les anunciamos, mientras nos viesen rodeados de la misma pompa y aparato, con que los antiguos déspotas esclavizaron á sus súbditos.
La libertad de los pueblos no consiste en palabras, ni debe existir en los papeles solamente. Qualquier déspota puede obligar á sus esclavos, á que canten himnos á la libertad; y este cántico maquinal es muy compatible con las cadenas, y opresion de los que lo entonan. Si deseamos que los pueblos sean libres, observemos religiosamente el sagrado dogma de la igualdad. ¿Si me considero igual á mis conciudadanos, porque me hé de presentar de un modo, que les enseñe, que son menos que yo? Mi superioridad solo existe en el acto de exercer la magistratura, que se me ha confiado; en las demas funciones de la sociedad soy un ciudadano, sin derecho á otras consideraciones, que las que merezca por mis virtudes.
No son estos vanos temores de que un gobierno moderado pueda alguna vez prescindir. Por desgracia de la sociedad existen en todas partes hombres venales y baxos, que no teniendo otros recursos para su fortuna, que los de la vil adulacion, tientan de mil modos á los que mandan, lisongean todas sus pasiones, y tratan de comprar su favor á costa de los derechos, y prerogativas de los demas. Los hombres de bien no siempre están dispuestos ni en ocasion de sostener una batalla en cada tentativa de los bribones; y así se enfria gradualmente el espiritu público, y se pierde el horror a la tirania. Permitasenos el justo desahogo de decir á la faz del mundo, que nuestros conciudadanos han depositado provisoriamente su autoridad en nueve hombres, á quienes jamas trastornará la lisonja, y que juran por lo mas sagrado, que se venera sobre la tierra, no haber dado entra a en sus corazones á un solo pensamiento de ambicion o tirania: pero ya hemos dicho otra vez, que el pueblo no debe contentarse con que seamos justos, sino que debe tratar, de que lo seamos forzosamente. Mañana se celebra el congreso, y se acaba nuestra representacion; es pues un deber nuestro, disipar de tal modo las preocupaciones favorables á la tiranía, que si por desgracia nos sucediesen hombres de sentimientos menos puros, que los nuestros, no encuentren en las costumbres de los pueblos el menor apoyo, para burlarse de sus deréchos. En esta virtud ha acordado la Junta el siguiente reglamento, en cuya puntual é invariable observancia empeña su palabra, y el exercicio de todo su poder.
1º El artículo 8º de la órden del dia 28 de mayo de 1810, queda revocado y anulado en todas sus partes.
2º Habrá desde este dia absoluta, perfecta, é idéntica igualdad entre el Presidente, y demas Vocales de la Junta, sin mas diferencia, que el orden numerario, y gradual de los asientos.
3º Solamente la Junta reunida en actos de etiqueta y ceremonia tendrá los honores militares, escolta, y tratamiento, que están establecidos.
4º Ni el Presidente, ni algun otro individuo de la Junta en particular revestirán carácter público, ni tendrán comitiva, escolta, ó aparato que los distinga de los demas ciudadanos. 5º Todo decreto, oficio, y órden de la Junta deberá ir firmado de ella, debiendo concurrir quatro firmas quando menos con la del respectivo Secretario.
6º Todo empleado, funcionario público, ó ciudadano, que execute órdenes, que no vayan suscriptas en la forma prescripta en el anterior artículo, será responsable á el gobierno de la execucion.
7º Se retirarán todas las centinelas del palacio, dexando solamente las de las puertas de la Fortaleza, y sus bastiones.
8º Se prohibe todo brindis, viva, ó aclamacion pública en favor de individuos particulares de la Junta. Si éstos son justos, vivirán en el corazon de sus conciudadanos: ellos no aprecian bocas, que han sido profanadas con elogios de los tiranos.
9º No se podrá brindar sino por la patria, por sus derechos, por la gloria de nuestras armas, y por objetos generales concernientes á la pública felicidad.
10 Toda persona, que brindase por algun individuo particular de la Junta, será desterrado por seis años.
11 Habiendo echado un brindis D. Atanasio Duarte, con que ofendío la providad del Presidente, y atacó los derechos de la patria, debía perecer en un cadalso; por el estado de embriaguez en que se hallaba, se le perdona la vida; pero se destierra perpetuamente de esta ciudad; porque un habitante de Buenos Ayres ni ebrio ni dormido debe tener impresiones contra la libertad de su pais.
12 No debiendo confundirse nuestra milicia nacional con la milicia mercenaria de los tiranos, se prohibe que ningun centinela impida la libre entrada en toda funcion y concurrencia pública á los ciudadanos decentes, que la pretendan. El oficial que quebrante esta regla será depuesto de su empleo.
13 Las esposas de los funcionarios públicos políticos y militares no disfrutarán los honores de armas ni demas prerogativas de sus maridos: estas distinciones las concede el estado á los empleos, y no pueden comunicarse sino á los individuos que los exercen.
14 En las diversiones públicas de toros, ópera, comedia &c. no tendrá la Junta palco, ni lugar determinado: los individuos de ella, que quieran concurrir, comprarán lugar como qualquier ciudadano; el Excmo. Cabildo, á quien toca la presidencia y gobierno de aquellos actos por medio de los individuos comisionados para el efecto, será el que unicamente tenga una posicion de preferencia.
15 Desde este dia queda concluido todo el ceremonial de iglesia con las autoridades civiles: estas no concurren al templo á recibir inciensos, sino á tributarlos al Ser Supremo. Solamente subsiste el recibimiento en la puerta por los canonigos y dignidades en la forma acostumbrada. No habrán coxines, sitial, ni distintivo entre los individuos de la Junta.
16 Este reglamento se publicará en la gazeta, y con esta publicacion se tendrá por circulado á todos los xefes políticos, militares, corporaciones, y vecinos, para su puntual observancia.
Dado en Buenos Ayres en la Sala de la Junta á 6 de diciembre de 1810 = Cornelio de Saavedra. = Miguel de Azcuenaga. = Dr. Manuel de Alberti. = Domingo Mateú. = Juan Larrea. = Dr. Juan José Passo, Secretario. = Dr. Mariano Moreno, Secretario. 6 de diciembre de 1810 Fuente:
www.elhistoriador.com.ar

ESQUEMA acerca de la REVOLUCIÓN FRANCESA


ESQUEMA sobre LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL


ESQUEMA SOBRE EL RENACIMIENTO


18/10/07

El derecho a conocer la historia

Tanto la Constitución Nacional, como diversos pactos internacionales, reconocen a todo ciudadano un conjunto de derechos, que se han venido ampliando con el transcurso del tiempo. Sin embargo, a veces se aduce, con razón, que esos derechos, reconocidos por la ley y por la opinión mayoritaria de la sociedad, las más de las veces no pueden ser ejercidos concretamente, especialmente dada la desigualdad social reinante: la auténtica libertad de prensa requiere ser dueño de un diario, el derecho a transitar depende del dinero para pagar el pasaje, etc. Si ahondamos la cuestión, podríamos sostener también que el verdadero ejercicio de esos derechos exige, como condición para quien los ejerza, el conocimiento de quién es él mismo, cuál es el país en que vive y cuál el rol que debería desempeñar para el progreso suyo y de sus compatriotas. Pero, para ello, es obvio que debe conocer profundamente la historia del país, a la luz de la cual se tornará comprensible su propia vida. Si, por el contrario, desconoce los rasgos fundamentales de la sociedad en que vive y las razones por las cuales ella es como es, puede resultar que ejercite sus derechos de una manera tan errónea que contraríe los propios objetivos que busca concretar. Por ejemplo, quien suponga que los latinoamericanos son abúlicos y perezosos -por motivos raciales- desconfiará seguramente de aquellos "oscuramente pigmentados" y los denigrará, cuando, sin embargo, la verdadera historia le demostraría que ellos fueron los soldados de la independencia y que dieron su vida a movimientos políticos que provocaron un fuerte progreso de nuestros países. El derecho de conocer la Historia Argentina resulta, pues, indiscutible para todos los habitantes del país, como instrumento fundamental para conocer quiénes somos, dónde estamos y hacia adónde vamos. La Historia Oficial Sin embargo, la Historia que se nos ha venido enseñando, generación tras generación, de Mitre hasta aquí, no cumple esa tarea de ofrecernos un cuadro vívido y coherente de nuestro pasado, desde una óptica popular. Se trata, en cambio, de un relato construido desde la óptica de las minorías económicamente poderosas estrechamente ligadas a intereses extranjeros, expuesto como sucesión de fechas y batallas cuya relación, más de una vez, aparece como arbitraria o sólo generada por enfrentamientos personales. Durante largos años, diversos investigadores la impugnaron- generalmente desde los suburbios de la Academia, pues ésta se halla controlada por la clase dominante- y en muchas ocasiones ofrecieron pruebas irrefutables de que la Historia oficial no era, en manera alguna, "la historia argentina", es decir, el relato interpretativo de nuestro pasado, visto con una "óptica neutra y científica, alejada de las pasiones políticas", como lo pretendían los docentes de antaño, por supuesto, con total buena fe. Se demostró que en el campo de la heurística (cúmulo de datos, documentos, objetos, etc. que constituyen la materia prima de la historia) se escamoteaban muchos sucesos: por ejemplo, que Olegario Andrade no era sólo poeta sino militante y ensayista político, al igual que José Hernández, que los negocios del Famatina gestionados por Rivadavia implicaban una colusión de intereses privados con la función publica, que tanto San Martín como O’Higgins odiaban al susodicho Rivadavia, que la represión de los ejércitos mitristas en el noroeste, entre 1862 y 1865, significó la muerte de miles argentinos y hasta, durante largo tiempo, se ocultó la batalla de la Vuelta de Obligado para no reconocer el mérito de Rosas, aún disintiendo con su política interna, de defender la soberanía de la Confederación. Asimismo, se demostró que en el campo de la hermenéutica (la otra columna de la historia, referida a la interpretación, que explica la concatenación de los hechos históricos entre sí) también se habían tergiversado figuras y sucesos, como, por ejemplo, mostrar al buenazo del Chacho Peñaloza como autoritario y represor para justificar que los "civilizadores" le cortaran la cabeza y la expusieran en una pica en Olta, suponer que San Martín estaba mentalmente declinante cuando le legó su sable a Rosas, siendo que el testamento lo redactó a los 65 años (siete años antes de su muerte) Estas críticas provinieron, inicialmente, del nacionalismo reaccionario -denostador de Sarmiento por la defensa de la enseñanza laica y no por sus concesiones al mitrismo- y también de investigadores que carecían del título de historiadores, por lo cual la clase dominante los desplazó a los suburbios de la cultura y ni siquiera se dignó polemizar con ellos. Más tarde, cuando otras críticas provinieron de un marxismo que echaba raíces en América Latina, también se las descalificó por carecer de óleos académicos. Por supuesto, un pensamiento liberal honesto -aunque con ataduras a los intereses económicos dominantes- hubiese reconocido que inevitablemente existe "una política de la historia" y que, en razón de esto, las diversas ideologías que disputan en el campo político, también lo hacen en el terreno de la interpretación histórica. Hubo algunos, es cierto (quizás podrían citarse a Saldías y a Pérez Amuchástegui), que no obstante su concepción liberal, se negaron a convalidar muchas fábulas inconsistentes, pero, en general, los historiadores oficiales se abroquelaron en la versión mitrista, divulgada por Grosso, y condimentada por Levene, Astolfi , Ibáñez y tantos otros, y luego, en el "mitrismo remozado" por Halperín Donghi. Con la ayuda de otras disciplinas -que le otorgaban cierta verosimilitud científica- la "Historia social" ofreció, entonces, una versión aggiornada de la vieja historia oficial, en la cual los héroes tradicionales- quienes todavía dan nombre a plazas, calles, localidades, etc. – permanecieron incólumes mientras los "malditos" continuaban siendo vituperados (Felipe Varela por fascineroso, Facundo por bárbaro, Dorrego por díscolo) o sepultados en el más absoluto silencio ("Pancho" Planes por morenista, antirrivadaviano y dorreguista, Fragueiro por pretender una banca social, el viejo Alberdi por condenar el genocidio perpetrado en Paraguay, David Peña por "facundista" y "dorreguista", Rafael Hernández por industrialista, Juan Saa, Juan de Dios Videla y Carlos Juan Rodríguez por federales enemigos de la oligarquía porteña). Igual destino sufrieron los historiadores heterodoxos, que se apartaron de la línea oficial, aislados, silenciados, hundidos en el olvido, como Ernesto Quesada, Manuel Ugarte, Juan Álvarez, Francisco Silva, Ramón Doll, Rodolfo Puiggros, Enrique Rivera y tantos otros. Como señaló con mordacidad Arturo Jauretche, "esa historia para el Delfín, que suponía que el Delfín era un idiota" no sirve para que un argentino se reconozca por tal, para que entienda su condición latinoamericana a través del auténtico San Martín (cruzando los Andes con bandera distinta a la argentina, la cual sólo los cruzó en la imaginación de la canción escolar, y más aún, haciendo la campaña al Perú bajo estandarte chileno) o encuentre que una política de expropiación a las grandes intereses tiene sus antecedentes tanto en el mismo San Martín en Cuyo, como en el Moreno del Plan de Operaciones, así como la defensa de la industria nacional viene desde Artigas, pasa por San Martín y se consolida en Rafael Hernández y Carlos Pellegrini. Tal historia -agregaba Jauretche- "le ha quitado el opio que tomaba San Martín para calmar sus dolores estomacales" por considerarlo mal ejemplo para los alumnos, con lo cual San Martín continúa retorciéndose de dolor, mientras el opio se ha transferido a la Historia Escolar con el consiguiente adormecimiento de los alumnos. No extrañe, entonces, que muchos argentinos de hoy no sepan quiénes son, ni en qué lucha insertarse, ni qué gestas del pasado continuar y concluya en el desánimo o el pasaporte. Le han robado su derecho a conocer la propia Historia, para robarle su derecho al futuro. La crisis de la historia oficialPero, ahora ocurre que las viejas estatuas crujen, que los cartelitos de las calles apenas se sostienen sacudidos por nuevos vientos, que algunos libros clásicos se caen y por efecto dominó, arrastran a los divulgadores, angustian a los conferenciantes, provocan insomnio a los académicos. Esta afirmación no es mera conjetura sino que surge de un artículo publicado en "Clarín", del 24 /5/2002, por una de las figuras más importantes de la corriente historiográfica denominada "Historia Social", que hoy predomina en las universidades. Allí se afirma que "los historiadores profesionales" ya no acuerdan con la interpretación de Mitre: "Estamos lejos de lo que se enseña en la escuela y también del sentido común". Si bien no confiesan que su nueva visión latinoamericana proviene de los historiadores "no profesionales" (Por ejemplo, Manuel Ugarte en 1910, Enrique Rivera en "José Hernández y la Guerra del Paraguay", publicado en l954 o "Imperialismo y cultura" y "Formación de la conciencia nacional", publicados en 1957 y 1960, por Juan José Hernández Arregui), lo importante consiste en que ahora manifiestan desacuerdo con la versión tradicional, que Mitre "inventó". Después de más de un siglo, resulta ahora que desde el Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires se les anuncia a los maestros que han difundido una historia falsificada, errada, que carece del sustento científico que antes se le había otorgado desde las supuestas altas cumbres del pensamiento científico. Claro, estos "historiadores profesionales" comprenden la gravedad de lo que afirman y admiten: "Sin duda, hay una brecha que debe ser cerrada, pues en Historia, tanto como en física o Matemáticas no puede admitirse tal distancia entre el saber científico y el escolar". Indudablemente, sería sorprendente que en la Universidad explicasen la revolución de mayo como integrando una revolución latinoamericana en "una guerra que enfrentó a patriotas y realistas" (absolutistas) como lucha entre "americanos y godos" (no ya entre independentistas y españoles) después que los maestros la han enseñado como una revolución, realizada por argentinos que odiaban todo lo español. (Y lo han hecho con los consiguientes dolores de cabeza cuando algún niñito "prodigio" preguntaba: ¿entonces, por qué había españoles, como Larrea y Matheu, en la Primera Junta? Entonces, ¿por qué flameó la bandera española en el fuerte hasta 1814? Entonces, ¿por qué regresó San Martín, en 1811, si por toda su formación cultural, familiar, militar, etc. debía ser un español hecho y derecho, después de pasar pasado entre los 6 y los 33 años en España?) Con toda razón, esos maestros deberían enrostrarle a los "historiadores profesionales" que no han cumplido función alguna, desde la Universidad y la Academia, al permitir que se difundieran interpretaciones falsas de nuestro pasado, las cuales curiosamente tienden a desvincularnos de América Latina y de la España revolucionaria, para idealizar a la Revolución de Mayo como un movimiento "por el comercio libre"... con los ingleses. ¿Qué función cumplen estos "historiadores profesionales" -podrían argumentar los maestros- si no son capaces de disipar los errores en la primera etapa de la escolaridad? Como "los historiadores profesionales" prevén esa crítica-aducen que esa brecha entre el saber científico y el escolar (que por primera se reconoce que no es científico) debe cerrase "con cuidado", porque "este relato mítico es hoy uno de los escasos soportes de la comunidad nacional" y habría sido "inventado" por Mitre para otorgarnos una "identidad nacional". ¿Que significa esta última apreciación? Que, si bien la historia escolar no es científica, ha sido "inventada" y de una u otra manera nos da "identidad nacional, "que si bien "aquellos hombres no fueron héroes inmarcesibles, sino sólo hombres como nosotros", nos dieron "una forma, un modelo de sociedad y de Estado" que debe preservarse y recrearse permanentemente. Corresponde preguntar, entonces : ¿Cuál es ese modelo? ¿El de Martínez de Hoz, acaso? ¿Cuál es ese Estado? ¿El que promovía redistribuir el ingreso en los años 50 o el que favoreció nuestro endeudamiento externo en 1976? Grave encrucijada para la Historia oficial en momentos en que la mayoría de la sociedad argentina cuestiona a los políticos, a los Bancos, a los magistrados de la Corte Suprema. ¿Sorprendería acaso que entre tanta cosa vieja, ya inservible, fuera también al desván la Historia Oficial? ¿Sorprendería acaso que el pueblo reclamase el derecho a conocer su verdadera historia, para saber quién es realmente, cuáles son sus hermanos de causa y quiénes lo que pretenden cerrarle el horizonte? En esta época en que se avecinan transformaciones profundas, el conocimiento de una verdadera identidad -no "identidad colonial" sino "identidad nacional", no "inventada" por nadie, sino forjada por los argentinos a través de una larga lucha por la justicia, la igualdad y la soberanía- seguramente permitirá a las mayorías populares argentinas lanzarse a gestar un futuro digno de ser vivido. Buenos Aires, octubre 28 de 2002
Fuente: Centro Cultural "Enrique Santos Discépolo"

Sinopsis de la Historia Antigua de Roma


Cronología comparada; Egipto y Oriente Próximo durante el IV y III M a.C. M


17/10/07

Comisarios eran los de antes


Comisarios eran los de antes
[Los documentos que presentamos a continuación, una serie de actuaciones de la comisaría de Las Flores del año 1909, nos han sido enviados por nuestro colaborador Leonardo Castagnino. Se ha respetado la ortografía original. No tienen desperdicio]Comisaría de: Las Flores ATUACIÓN POLICIAL Nros 3 DE 1909 Del Señor Comisario Don Marcos Andrade.Denuncia de Angélica Solores contra Bonifacio estrella, acusándolo de aber abusado de ella y de sus dos hijas.El día de oy, 15 denero de 1909 se presenta ante mí, Marcos Andrade, Comisario de Policía de Las Flores, una mujer que dijo venía a levantar una denuncia, y que respondiendo a las preguntas que le hizo contestó llamarse Angélica Flores, viuda (no sabe de quién), santiagueña de treintaiocho años deedá quien vive en una casa blanqueada de verde que ay al otro lao de la estasión, en el camino que va pal matadero. Dispues deso "le pasé" la palabra a eya y dijo: que la primera me se casó con Francisco Carreño, de quién tuvo dos hijas, la Micaela, y la Dolores, de 18 y 15 añios deedá cada una deeyas, que eran mui felises pero un día el se fue a trabajar a la cosecha, pero como estuvo cuatro años sin volver palas casas ni dar señales de vida, eya creyéndolo muerto se volvió a casar con el Casimiro Reyes, con quién tuvo otros tres hijos más.Que no sabe porque causa Reyes también la abandono hace ya mucho tiempo, y como no está sigura si dos maridos están muertos o no, es que no sabe de cuál deyos es viuda. Que hace un añio se conoció con el Bonifacio Estrella, foguista de tren, quién quiso casarse denseguida con ella, pero ladisente de miedo que le pasara lo mismo que con los otros maridos no le dio el sí y solo le asetó vivir arrimada con él pero guardandole el rispeto, como si fuera su esposo endeveras, que el Estrella se portó bien al prinsipio, era cariñioso con sus hijas y corría con los gastos de la casa. Pero muy pronto la disente, sedio cuenta que entre él y la Micaela, haiba algo y no está desasertada porque cuando aclaró las cosas resultó que su hija ya estaba gruesa y que el sedutor era su propio marido.Que por supuesto ubo un gran baruyo entre ellos, pero como se habían acostumbrado a vivir todos juntos, arreglaron las cosas, pero como marido de la Micaela, con ella "nihablarse". Claro que eya sentía perderse un marido jóven y con empleo como Estrella, pero dispuso de lo que pasara "que iba aser" que la disente le entregó a la pareja su cama matrimonial y eya se fue a dormir en el catre que usaba antes la Micaela, que las cosas siguieron bien un tiempo nomás, porque el cartero Prutorio Gómez al verla libre a la disente empesó cortejarla, pero al enterarse Estrella de esos amores, le proibio Gómez, que se llegara a las casas, alegando que mientras él sostuviera la familia él mandaba.Que la disente reconoce que Estrella tiene rasón en parte, pero que eya también la tiene, porque ya que él la dejó por su hija no puede proibirle a que eya busque la felicidad al lao de otro ombre. Que apesar de sus protestas Estrella se impuso y la disente le izo caso porque comprendía que apesar de sus caprichos el ombre no es malo del todo y le desía que por ay le acía unas caídas pero la disente no aflojó. Y cuando después de tantas desilusiones pensaba renunciar a los ombres buscando felicidad del nieto que la Micaela esta con filo, risulta que el Estrella se le manda mudar llevándose a la otra a la Dolores, de quinse añios deedá, y de yapa media sonsa, porque si nó no se explica como puede haberseido con un ombre así. Que si la disente etubiera en otras condiciones no pediría nada pero obligada a dar este paso teniendo en cuanta a que dispué de lo ocurrido es muy difícil encontrar otro ombre que se quiera ser cargo de la familia. Que por eso presenta esta denuncia pidiendo a la autoridad que le hagan justicia obligando a Estrella a volver a la casa y que se cace con cualquiera de sus hijas. (subrayado en el original) asi se ciente más obligado a cumplir sus compromisos y que si el no quiere casarse con las muchachas la disente a pesar del resentimiento que le guarda estaría dispuesta a sacrificarse casándose con él nada más que para salbar el honor de la familia. Está todo lo que ha dicho, di por terminada la denuncia, firmando la disente conmigo y los testigos son Froilan Sombra, mas conocido por el Rengo Sombra, el peluquero Vitorio Avalos, vecinos de esta comisaría y ombres de toda mi confianza.Fdo: Marcos Andrade Angélica Solores Vitorio Avalos Froilan Sombra Nombrese: Al sargento Feliciano Troncoso para que pida prestados dos cabayos y en cuanto pueda salga atrás de la pareja y la agarre ande aya.Fdo: Marcos Andrade La Flores, veinte de enero de milnovecientos nueve: Abiendo vuelto el Sargento Troncoso trayendo la pareja que se disparó, resuelvo que se presenten ante mi presencia, para tomarle declaración.Fdo: Marcos Andrade Un rato mas tarde la ago trair a mi escritorio a la menor Dolores Carreño que estaba detenida por averse mandao a mudar con el marido de la hermana y habiendo prometido que contaría todo lo que hab sucedido, empesé por preguntarle por cuantos años tenía y las demas cosa que se preguntan a las personas que cain presos, contestando yamarse como ya lo dijo al principiar, hija de su madre Angélica Solores, santiagueña tamien, como toda la familia, tiene no mas de quince añios y no sabe escribir cartas ni leerlas y si firmar. El suscrito tiene la obligación de dejar constancia que la muchacha bien desarroyada y que a pesar dela edá que confiesa, ya es mujercita y buena. Prieguntada si sabe preguntada si sabe por que a caido presa contesta: que sabe que la an tomao poraberse fugado con Bonifacio Estrella , preguntada para que cuente todo lo que aiga pasado contesta: que eya lo quiere a Estrella deside que lo conoció y que el le correspondió denseguida pero como ella era algo chica todavía y el tenía compromiso con su madre y su hermana la Micaela, resolvieron esperar; que ase una semana Estrella la a probao como mujer y está muy conforme con ella y que si no la quieren creer que se lo pregunten a Estrella. Preguntada para que diga si está o no arripentida del paso que a dao contesa: que no se arripiente de nada, que Estrella ya ha cumplido con su madre y su ermana y bastante que a debido esperar mientras el las atendia a eyas antes que a la disente y lo justo es que aura se lo dejen a eya siquiera por un tiempo para que el pueda conocerla mejor y dispues diga con quien quiere quedarse. Que su madre ha hecho esta denuncia por despecho y no quiere desir otras cosa piores para que la gente no able. Ante la repentina salida de la muchacha termino con eya firmando los dos con los mismos testigos que usé la primera ves.Fdo: Marcos Andrade Dolores Carreño Vitorio Avalos Froilan Sombra Dispues lo ago pasar al causado que fue tomado prisionero junto a la mujer que disparó con él y como el ombre me prometiera decir la verdá de todo, emprincipié por preguntarle quien era, contestándome en presencia mía y del Sargento Troncoso que no me deja mentir, yamarse Bonifacio Estrella, Santafesino como de veinticinco añios, casado, bien parecido y buen empleado del Ferrocarril del Sur.Apriguntas si se a estao preso y tiene antesedentes contesta: "nunca" Preguntao si sabe por que a caido preso contesta que sabe que loemos agarrao por lo que a echo y se pone a disposición de la autoridad. Preguntao para que cuente como an pasao los cosa, contestando: que lo único que a echo es fugarse con la Dolores porque la quiere y eya lo corresponde. Preguntado si antes vivía con la Micaela Carreño, contestó que es verdá, que ella está por tener un ijo del disente y que la quiere mucho tambien porque la muchacha es buena y no se habria sentido animada a meterlo en este enriedo sino que la madre qui a echo todo el baruyo enojada porque al prinsipio vivía con eya y dispues la dejó.Preguntado si le ha dado palabra de casamiento a alguna de eyas, contestó que no, porque el disente ya es casado con la Rimualda Bustos, pero que si la mujer muere pronto como tiene esperansa, porque la pobre asi viendo questá enferma, entonses talves piensa cumplir con la Dolores, aunque sea, pero con la vieja nunca. Preguntado si su esposa sabía de sus relaciones con las Carreño, contesta: que sabía todo, pero que el disente cumple con sus obligacione y no tiene ningun visio, antes de ande chupando y jugando por los boliches, su mujer permite que tenga esas distracciones ajuera de la casa, pues como es mujer es sensata, comprende que esta eya enferma y siendo el disente ombre sano y joven, tiene que tener tentaciones. Preguntado si no se le a dao de decir alguna cosa contesta: que quiere desir ante al autorida que no se ciente culpable de nada, y que si bien reconoce que a echo vida marital con la Angelica Solores y sus dos hijas, tambien es cierto que sostenía a toda la familia con su trabajo y entonces lo justo es que eyas le pagaran de alguna forma el servicio que el les asía. Como ya se a echo tarde y no tenemos velas en la comisería terminamos con esta declarasión firmando los tres con el sargento Troncoso, porque los testigos que usamos siempre nos pidieron que los dejemos descansar por esta vuelta y les emos dado con el gusto.Fdo: Marcos Andrade Bonifacio Estrella Troncoso Sargento Las Flores, 25 de enero de 1909
Pareciendo al suscrito que la mujer Dolores Carreño se a disparado por su gusto con su sedutor Bonifacio Estrella y que entre eyos se quieren, resuelbo largarlos al los dos, ya que viviendo juntos no an echo mal a naides pues ay que tener en cuenta que aunque sea casado, su mujer es inferma y no le sierve para nada. Pero para que mi consencia quede tranquila voy a mandarle el sumario al mismo Jefe de Policía del Departamento para que lo rebise y diga si está bien o no lo echo por mi.Fdo: Marcos Andrade Las Flores, 25 de enero de 1.909Señor Jefe de Policia Don Liberato Monje Querido Compadre: ……………………………Con el cartero Gomez que va a Mercedes a comprarse ropa y hacerse retratar para antes de casarse te mando la denuncia que a levantao nuestra comisaría doña Angélica Solores, viuda (no sabe de quien) contra Bonifacio Estrella, un buen muchacho de que a sido marido de la denunciante y de sus hijas, la Micaela y la Dolores, para que rebises el sumario y me digas si está bien o mal lo que el suscrito a resolvido por su cuenta. Como me parece que al tal Estrella le gusta mas la Dolores que es la mejor de las tres, yo los e dejao en libertá a los dos porque me parese que a nosotros que alguna ves fuimo tambien potros no tenemos derecho a estropear la felicidad de naides. Vos arás la que te paresca, porque para eso sos el jefe, pero mirá, pa mi que la vieja a echo denuncia por despecho nomas, dispue que el mosito la cambió por sus hijas y por eso me parese que si los dejamo en libertá, se an de volver arreglar entre ellos otra ves. Es sierto que el a sido marido de todas, pero pensá tambien que si el ombre les daba de comer, no es justo que las tres comieran de sus costiyas y de arriba nomas.Total: que si lo metemo preso a él ellas se van a arreglar con el primer projimo que se arrime a pararles la oya y entonces, ante que anden cambiando de monta, me parese lo mejor dejar las cosas como están, asi eyas siguen viviendo con Estrella no mas y el cuidando la decencia de las casas (Que decis vos) Escribime. Tu compadre.Fdo: Marcos Andrade Jefatura de Policia Departamento de Mercedes Enero 26 de 1909 Y visto: El sumario instruido por denuncia de Angélca Solores acusando al Bonifacio Estrella de abusar de eya y de sus hijas.Y considerando: que tanto la denunciante como sus dos hijas son tan mujeres en estado de merecer, las que deben ya saber lo que le conviene y puesto quean vivido muy a gusto con el acusado mientras él les daba de comer, y solo se quejan aora cuando cansado de sostener la familia las abandona para quedarse con una sola, lo que me parece muy bien echo, puesto que según se mire el abuso es mas de eyas que del él.Resuelvo: Aprobar lo procedimiento del comisario de Flores Don Marcos Andrade y disponer el archivo de estas atuaciones. A ruego del Señor Jefe de Policía Don Liberto Monje por no saber hacerlo, firmado Emilio Demilio Secretario y Comisario de Ordenes Es copia fiel del sumario original.

Ultima Cena argentina


Así se imaginó el fotógrafo artístico Marcos López la última cena, si hubiese transcurrido en la Argentina actual. "Asado en Mendoza" se titula esta desconcertante fotografía; alusiones y reminiscencias bíblicas y cárnicas -con bastante chimuchurri- servidas el gusto del observador

Partida de defunción registrada en el año 1860, en el Registro Civil de La Matanza (provincia de Buenos Aires)

Partida de defunción registrada en el año 1860, en el Registro Civil de La Matanza (provincia de Buenos Aires)[Publicado en el diario "La Epoca" el 16/09/49]En el folio 98, Libro 2, del año 1860, que obra en poder de la Intendencia Municipal de San Justo, se encuentra la siguiente partida de defunción:"Matanza, 14 de Febrero de 1860."El infrascripto, Eusebio Rodríguez, alcalde, certifica que Don Manuel Chico, que muerto lo tengo de cuerpo presente tapao con poncho pampa al parecer rayuno, lo sorprendió la muerte al salir del baile de Don Rufino "EL CATALÁN" de la quebrada de Doña Peña, lugar muy conocido y de pública voz y fama en el pago.Interrogado el cadáver por tercera vez y no habiendo el infrascripto obtenido respuesta categórica, resuelve darle sepultura en el campo de los desaparecidos, conforme cuadra sus circunstancias morales y físicas de que certifica.P.D. Debo hacer constar además que el finao era muy amante de la bebida y muy dado a las galanterías amorosas, por cuya circunstancia tendría una cicatriz en la quijada izquierda producida por un cucharón de grasa caliente que le arrojó al rostro la hija de la parda Nicolasa, no se sabe porqué safaduría".-

El aluvión zoológico / Pedro Orgambide



El 17 de octubre de 1945, irrumpen, en las calles de Buenos Aires, legiones de trabajadores, de mujeres, de chicos, que vivan el nombre de Perón. El suburbio altanero, el frigorífico, la fábrica, están presentes en esa marcha sobre Buenos Aires; también está presente el campo, la peonada indócil, que salta, metafóricamente, el alambrado de las buenas costumbres y refresca sus pies en las fuentes de la Plaza de Mayo. Un ardoroso exhibicionismo preside la fiesta y el descamisado transforma en símbolo su irreverencia, su corte de manga al patrón, que hace extensivo a los proletarios de cuello blanco, socialistas y comunistas de la Unión Democrática. Una forma civil de montonera en busca del caudillo recorre las calles y despierta, como es natural, el rechazo o el violento repudio de los adversarios. Un político los califica de aluvión zoológico. El aluvión humano recibe, desde su nacimiento, el calificativo ominoso que -más allá de la significación política- entra en el campo generalizado del prejuicio. El fenómeno no es nuevo. Los criollos calificaron de "chanchos" a los españoles y éstos de "asnos" a los hijos del país


Una buena parte de la caricatura política xenófoba adjudica nariz de loro y oreja de burro a los judíos y será lobo el inglés y zorros los franceses. Desplazar el objeto de nuestra aversión a una característica no humana, siempre nos tranquiliza. ¿Pero qué hacer cuando lo que desplazamos con la fantasía permanece en la realidad? ¿Qué hacer, en este caso concreto, con millones de nuestros semejantes que, sin pedir permiso, entran en nuestro barrio, en nuestro café, en nuestro cine? Al triunfo peronista siguió una inmigración dentro del país, un traslado masivo del campo a la ciudad. El recién llegado, el intruso, no sólo sufrió el rechazo, el menosprecio de la clase media, liberal y democrática, sino también el de sus hermanos de clase, el de sus compañeros de taller o de fábrica. Su pañuelo ostentoso, su lapicera en el bolsillo superior del saco, fueron motivo de burla, como un siglo y medio atrás las levitas, galeras y bastones de los esclavos negros orgullosos de su libertad. "Monos vestidos", se les dijo a aquéllos, "Cabecitas negras", se los llamó a éstos, a los nuevos e inoportunos conquistadores de la ciudad.El cabecitaEl desprecio por el cabecita negra, su rechazo por parte de la pequeña burguesía liberal y democrática, muestra hasta qué extremos el prejuicio impregna nuestras racionalizaciones. Reconocer en él, en el provinciano, al hijo del país, a una de nuestras partes, significa lisa y llanamente aceptar el viejo conflicto entre capital y provincia, entre unitarios y federales, entre ejército regular y montonera, entre gobierno patriarcal y gran puerto fenicio. Es algo que está más allá de las racionalizaciones del pequeño burgués, liberal y democrático, presionado por su realidad económica, por su desmesurado sueño de grandeza, por su deseo de ingresar, económica y espiritualmente, a la clase alta. Obsesionado por su status, por su apellido gringo, por su falta de tradición, se siente, en su rechazo al cabecita negra, aliado a los que mandan. Ellos y él, por fin, tienen algo en común. Sin embargo, esto no deja de ser una ilusión. Ser diferente, ser gente, ser bien, significa no tener nada en común con ese intruso, que nos recuerda un origen humilde, de trabajo, de pequeñas humillaciones cotidianas. En esta fantasía, el pequeño burgués transfiere sus propias carencias al cabecita negra: el otro es el indolente, el ignorante, el poca cosa, el advenedizo. "Ahora tendrán que trabajar", dice en 1955, a la caída de Perón. "Los negros volverán a la cocina" hubiera dicho cien años antes, después de Caseros.Pero mandar al intruso a la cocina o a la cárcel, no da tranquilidad a nuestras capas medias; ellas sufren, como el resto del país, los embates de la inflación, de la inestabilidad política y económica, que les impide, como suelen decir, vivir con decoro. No obstante, como ya es tradición (bastan leer las crónicas de Alberdi o los cuadros costumbristas del '80) el argentino medio puede aparentar un desahogado vivir, y aspirar, como premio, al señorío de las clases altas. Si algo le preocupa verdaderamente es ser confundido con los de abajo, delatarse -en un ademán, en un gesto, una palabra, en un vestido- como mersa. Los humoristas, sociólogos empíricos, ya han señalado esta situación. Cabe agregar que el vulgar temor a la vulgaridad lo lleva a copiar servilmente gustos, usos y costumbres, que la publicidad y las formas masivas de comunicación se encargan de imponerle. El estilo sofisticado de las revistas, el culto por las relaciones públicas y privadas a nivel de ejecutivos, las modas, lugares de diversión o jergas para iniciados, están indicando que nuestro depurado mersa se ha transformado en un obediente imitador. No es raro que, a sus prejuicios sociales, agregue algunos preconceptos sobre la importancia de pertenecer a un país de raza blanca u otras ambigüedades que alimentan su orgullo.Pedro Orgambide [publicado originalmente en la revista Extra, Buenos Aires, abril de 1967]