Signos: 1) Territorios del Egipto faraónico en los momentos de esplendor de las dinastías del Imperio Antiguo y Medio; 2) y 3) Expansión y direcciones imperialistas de Egipto durante la dinastía XVIII; 4) Cataratas del Nilo; 5) Aspiraciones de los Estados hitita y mitani a Siria.
La historia de Egipto tiene por marco el valle inferior del Nilo, con su delta, y los territorios próximos: los oasis costeros de Cirenaica, las tierras más húmedas de Nubia, la península de Sinaí y el litoral de Palestina y Siria, por cuyas rutas llegaron a aquel país las invasiones de pueblos extranjeros.
Durante los Imperios Antiguo y Medio, la política de los faraones consistió, en líneas generales, en mantener la cohesión entre el Alto y el Bajo Egipto y extender su dominio hasta la tercera catarata del Nilo, así como hasta la península de Sinaí. Esto se logró en momentos de apogeo, en los cuales la expansión egipcia corresponde al color encarnado (signo 1). En el mapa se indican las capitales de los Imperios Antiguo y Medio: Tinis (Imperio tinita), Menfis (Imperio menfita) y Tebas (Imperio tebano).
Después de la invasión de los hiksos y de su expulsión por la reconquista tebana, se inicia el imperialismo de los faraones de la dinastía XVIII, que culmina con Tutmés III. Como expresa el rayado del signo 2 y las flechas número 3, en el momento de mayor esplendor del Imperio Nuevo comprendía Egipto, además de su territorio tradicional, Nubia, Cirenaica, Canaán y Siria. En esta región, los ejércitos faraónicos chocaron con las ambiciones simu8ltáneas y opuestas de los monarcas mitani e hititas, que se expresan en el mapa con las flechas del número 5. Esto dio lugar a las guerras egipcio-hititas, las cuales culminaron en tiempos de Ramsés II.
El signo número 4 hace referencia a las cataratas que limitan los tramos navegables del Nilo, cuya importancia fue grande en la vida política y relaciones comerciales del antiguo Egipto.
La historia de Egipto tiene por marco el valle inferior del Nilo, con su delta, y los territorios próximos: los oasis costeros de Cirenaica, las tierras más húmedas de Nubia, la península de Sinaí y el litoral de Palestina y Siria, por cuyas rutas llegaron a aquel país las invasiones de pueblos extranjeros.
Durante los Imperios Antiguo y Medio, la política de los faraones consistió, en líneas generales, en mantener la cohesión entre el Alto y el Bajo Egipto y extender su dominio hasta la tercera catarata del Nilo, así como hasta la península de Sinaí. Esto se logró en momentos de apogeo, en los cuales la expansión egipcia corresponde al color encarnado (signo 1). En el mapa se indican las capitales de los Imperios Antiguo y Medio: Tinis (Imperio tinita), Menfis (Imperio menfita) y Tebas (Imperio tebano).
Después de la invasión de los hiksos y de su expulsión por la reconquista tebana, se inicia el imperialismo de los faraones de la dinastía XVIII, que culmina con Tutmés III. Como expresa el rayado del signo 2 y las flechas número 3, en el momento de mayor esplendor del Imperio Nuevo comprendía Egipto, además de su territorio tradicional, Nubia, Cirenaica, Canaán y Siria. En esta región, los ejércitos faraónicos chocaron con las ambiciones simu8ltáneas y opuestas de los monarcas mitani e hititas, que se expresan en el mapa con las flechas del número 5. Esto dio lugar a las guerras egipcio-hititas, las cuales culminaron en tiempos de Ramsés II.
El signo número 4 hace referencia a las cataratas que limitan los tramos navegables del Nilo, cuya importancia fue grande en la vida política y relaciones comerciales del antiguo Egipto.
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