31/10/07

FEUDALISMO






FEUDALISMO 1 GUÍA DE PROFESORES 3/6 ISBN-84-9714-107-5 Clara Martínez Tomás

Creemos necesario hacer unas puntualizaciones respecto al concepto de feudalismo que tienen diferentes autores, podremos ver así cuáles son los puntos que consideran importantes a destacar para así construir sus críticas hacia otros autores.
Consultada la Enciclopedia Internacional de Ciencias Sociales encontramos que feudalismo designa un tipo de sociedad y de sistema político que surgió en la Europa central y occidental. En su acepción marxista se refiere a un tipo de economía y de sociedad caracterizado por la servidumbre, el cual, generalmente, sucede a los sistemas económicos, basados en la esclavitud, precediendo a su vez al capitalismo.
- Pese a la gran variedad de definiciones que encontramos,
Una definición en la esfera política es la de Max Weber: Consideran el feudalismo como un tipo de autoridad patriarcal.
Para Gunder Frank el feudalismo era un sistema político y económico con base en la adquisición de homenaje y servicio. Los señores contaron muchos sirvientes o vasallos quienes tenían el deber comprometido de apoyar en tiempo de guerra o inquietud civil.
Jean Suret- Canale califica de equívoco este término, pues no tiene un sentido estricto, designa una superestructura política y adopta significaciones diferentes, sí sólo se refiere a una superestructura política se corre el riesgo de calificar feudal a sociedades que nada tienen en común.
D. Perrot y R. Preiswerk consideran el feudalismo como un ejemplo de transferencia de concepto: forjado a partir de una realidad europea y ampliamente utilizado para describir realidades a veces extraordinariamente diferentes en el tiempo y en el espacio.
Paul Sweezy define el feudalismo como un “sistema de producción para el uso”.
Maurice Dobb define el feudalismo por una característica: la servidumbre, sobre este punto vemos abajo una ampliación porque es una de las claves de la crítica. El feudalismo como un régimen de producción que consiste en una obligación impuesta al productor por la fuerza a cambio de ciertas exigencias económicas o de trabajos.
Dobb, identifica feudalismo con servidumbre, como obligación hacia el señor de una masas de productores, según ciertas formas: prestación de servicios, pago de cantidades en productos o en dinero, cuestión que critica Swezy en toda su amplitud, ya que en sistemas no feudales puede darse cierto grado de servidumbre, y ello ha ido unido a distintas formas de organización económica, lo que si afirma es que la principal relación de producción es la servidumbre. La servidumbre va a ir sufriendo ciertos cambios, algunos tan importantes como la obligación del pago de la renta en dinero al señor, que incluso será una de las causas de caída definitiva del feudalismo, profundamente dañado con la presión a los siervos para aumento de ingresos.
3.1 ORÍGENES DEL FEUDALISMO. CONCEPTOS.
El reino de los francos, ubicado en Galia, fue uno de los más estables. Alcanzó su mayor esplendor con el rey Carlomagno (768 - 814), quien se propuso restaurar el Imperio romano de occidente. Para lograrlo, realizó grandes campañas militares y peleó contra lombardos, sajones y musulmanes. Finalmente, creó un gran Imperio que alcanzaba desde el río Elba al océano Atlántico, y desde el mar Báltico hasta Italia.
En la Navidad del año 800 d.C., el Papa León III coronó a Carlomagno como emperador. El Imperio carolingio se sentía profundamente romano y cristiano, pero su modelo de administración era germano. A la cabeza del estado estaba el rey. El reino estaba dividido en condados, administrados por los condes, que tenían poder civil, militar y judicial. Los condados fronterizos se llamaban marcas, gobernados por los marqueses, que tenían un gran poder militar para defender las fronteras del reino.
Con la muerte de Carlomagno, comenzó a debilitarse el Imperio, ya que sus sucesores no fueron capaces de administrarlo. Durante el siglo IX, occidente volvió a sufrir invasiones (de los pueblos normandos, magiares y sarracenos). Por esto, los reyes dejaron en manos de los condes y marqueses la defensa de sus territorios. La población asustada vio que estos nobles eran su única protección, y no el rey, que estaba muy lejos.


En un sistema feudal se registran una serie de rasgos comunes: - Las relaciones señor - vasallo. - Un gobierno personalizado y separación escasa de las funciones políticas. - Un sistema de posesión de la tierra basado en la concesión de feudos a cambio de una serie de prestaciones y de la obligación futura de determinados servicios. - La existencia de ejércitos privados y de un código del honor que acentúa la importancia de las obligaciones militares. - Un conjunto de derechos señoriales del señor sobre el campesino.
ACTIVIDADES INDIVIDUALES.- 1.- Explica cual era el papel de la Iglesia en el mundo feudal. 2.- Resume las causas del proceso de feudalización en Europa.
3.2 PLENITUD DEL FEUDALISMO.-
El feudo es la donación territorial que recibía un vasallo del señor a cambio de su servicio militar. Esta institución al principio (en el Imperio Romano), en la forma de colonato, forma embrionaria del feudo, existió en Europa desde fines de la época carolingia hasta fines de la Edad Media.. El régimen feudal tenía por base socio-económica a la servidumbre de la gleba, que desapareció en la Península Ibérica hacia el siglo XIII. Las relaciones del vasallaje abarcaban solo a la nobleza y al alto clero. Fuera de estas relaciones se encontraban los campesinos siervos y el tercer estamento (los habitantes de las villas y ciudades, personalmente libres, agrupados en corporaciones de artesanos y mercaderes: los gremios). El régimen feudal autoridad moral y a veces política suprema.
La Iglesia, en este rol, organizó las cruzadas contra los infieles, agrupando a la nobleza de distintos países.se caracterizaba por las interminables guerras entre los feudales, que arruinaban a vastos territorios. Los estados feudales eran muy frágiles y no duraderos. Los feudales pasaban frecuentemente de un señor al otro, lo que provocaba la disgregación de los reinos, condados y principados. El papel centrípeto lo desempeñó en este tiempo la Iglesia católica, que pretendía ejercer autoridad moral y a veces política suprema. Plenitud El feudalismo alcanzó su madurez en el siglo XI y tuvo su máximo apogeo en los siglos XII y XIII. Su cuna fue la región comprendida entre los ríos Rin y Loira, dominada por el ducado de Normandía. Al conquistar sus soberanos, a fines del siglo XI, el sur de Italia, Sicilia e Inglaterra y ocupar Tierra Santa en la primera Cruzada, establecieron en todas estas zonas las instituciones feudales. España también adoptó un cierto tipo de feudalismo en el siglo XII, al igual que el sur de Francia, el norte de Italia y los territorios alemanes. Incluso Europa central y oriental conoció el sistema feudal durante un cierto tiempo y en grado limitado, sobre todo cuando el Imperio bizantino se feudalizó tras la cuarta Cruzada. Los llamados feudalismos del antiguo Egipto y de Persia, o de China y Japón, no guardan relación alguna con el feudalismo europeo, y sólo son superficialmente similares. Quizá fueran los samurais japoneses los que más se asemejaron a los caballeros medievales, en particular los shoguns de la familia Ashikaga; pero las relaciones entre señores y vasallos en Japón eran diferentes a las del feudalismo de Europa occidental.
Características
En su forma más clásica, el feudalismo occidental asumía que casi toda la tierra pertenecía al príncipe soberano —bien el rey, el duque, el marqués o el conde— que la recibía "de nadie sino de Dios". El príncipe cedía los feudos a sus barones, los cuales le rendían el obligado juramento de homenaje y fidelidad por el que prestaban su ayuda política y militar, según los términos de la cesión. Los nobles podían ceder parte de sus feudos a caballeros que le rindieran, a su vez, homenaje y fidelidad y les sirvieran de acuerdo a la extensión de las tierras concedidas. De este modo si un monarca otorgaba un feudo de doce señoríos a un noble y a cambio exigía el servicio de diez caballeros, el noble podía ceder a su vez diez de los señoríos recibidos a otros tantos caballeros, con lo que podía cumplir la prestación requerida por el rey. Un noble podía conservar la totalidad de sus feudos bajo su dominio personal y mantener a sus caballeros en su señorío, alimentados y armados, todo ello a costa de sufragar las prestaciones debidas a su señor a partir de su propio patrimonio y sin establecer relaciones feudales con inferiores, pero esto era raro que sucediera ya que los caballeros deseaban tener sus propios señoríos. Los caballeros podían adquirir dos o más feudos y eran proclives a ceder, a su vez, parte de esas posesiones en la medida necesaria para obtener el servicio al que estaban obligados con su superior. Mediante este subenfeudamiento se creó una pirámide feudal, con el monarca en la cúspide, unos señores intermedios por debajo y un grupo de caballeros feudales para servir a la convocatoria real.


Herencia y tutela
Otro aspecto del feudalismo que requirió una regulación fue la sucesión de los feudos. Cuando éstos se hicieron hereditarios, el señor estableció un impuesto de herencia llamado ‘socorro’. Su cuantía fue en ocasiones motivo de conflictos. La Carta Magna estableció el socorro en 100 libras por barón y 5 libras por caballero; en todo caso, la tasa varió según el feudo. Los señores se reservaron el derecho de asegurarse que el propietario del feudo fuese leal y cumplidor de sus obligaciones. Si un vasallo moría y dejaba a un heredero mayor de edad y buen caballero, el señor no tenía por qué objetar su sucesión. Sin embargo, si el hijo era menor de edad o si el heredero era mujer, el señor podía asumir el control del feudo hasta que el heredero alcanzara la mayoría de edad o la heredera se casara con un hombre que tuviera su aprobación. De este modo surgió el derecho señorial de tutela de los herederos menores de edad o de las herederas y el derecho de vigilar sobre el matrimonio de éstas, lo que en ciertos casos supuso que el señor se eligiera a sí mismo como marido. La viuda de un vasallo tenía derecho a una pensión de por vida sobre el feudo de su marido (por lo general un tercio de su valor) lo que también llevaba a provocar el interés del señor por que la viuda contrajera nuevas nupcias. En algunos feudos el señor tenía pleno derecho para controlar estas segundas nupcias. En el caso de muerte de un vasallo sin sucesores directos, la relación de los herederos con el señor variaban: los hermanos fueron normalmente aceptados como herederos, no así los primos. Si los herederos no eran aceptados por el señor, la propiedad del feudo revertía en éste, que así recuperaba el pleno control sobre el feudo; entonces podía quedárselo para su dominio directo o cederlo a cualquier caballero en un nuevo vasallaje.
Ruptura del contrato
Dado el carácter contractual de las relaciones feudales cualquier acción irregular cometida por las partes podía originar la ruptura del contrato. Cuando el vasallo no llevaba a cabo las prestaciones exigidas, el señor podía acusarle, en su corte, ante sus otros vasallos y si éstos encontraban culpable a su par, entonces el señor tenía la facultad de confiscar su feudo, que pasaba de nuevo a su control directo. Si el vasallo intentaba defender su tierra, el señor podía declararle la guerra para recuperar el control del feudo confiscado. El hecho de que los pares del vasallo le declararan culpable implicaba que moral y legalmente estaban obligados a cumplir su juramento y pocos vasallos podían mantener una guerra contra su señor y todos sus pares. En el caso contrario, si el vasallo consideraba que su señor no cumplía con sus obligaciones, podía desafiarle —esto es, romper formalmente su confianza— y declarar que no le consideraría por más tiempo como su señor, si bien podía seguir conservando el feudo como dominio propio o convertirse en vasallo de otro señor. Puesto que en ocasiones el señor consideraba el desafío como una rebelión, los vasallos desafiantes debían contar con fuertes apoyos o estar preparados para una guerra que podían perder.
Autoridad real.
Los monarcas, durante toda la época feudal, tenían otras fuentes de autoridad además de su señorío feudal. El renacimiento del saber clásico supuso el resurgimiento del Derecho romano, con su tradición de poderosos gobernantes y de la administración territorial. La Iglesia consideraba que los gobernantes lo eran por la gracia de Dios y estaban revestidos de un derecho sagrado. El florecimiento del comercio y de la industria dio lugar al desarrollo de las ciudades y a la aparición de una incipiente burguesía, la cual exigió a los príncipes que mantuvieran la libertad y el orden necesarios para el desarrollo de la actividad comercial. Esa población urbana también demandó un papel en el gobierno de las ciudades para mantener su riqueza. En Italia se organizaron comunidades que arrebataron el control del país a la nobleza feudal que incluso fue forzada a residir en algunas de las urbes. Las ciudades situadas al norte de los Alpes enviaron representantes a los consejos reales y desarrollaron instituciones parlamentarias para conseguir voz en las cuestiones de gobierno, al igual que la nobleza feudal. Con los impuestos que obtuvieron de las ciudades, los príncipes pudieron contratar sirvientes civiles y soldados profesionales. De este modo pudieron imponer su voluntad sobre el feudo y hacerse más independientes del servicio de sus vasallos.
Los problemas surgían cuando un caballero aceptaba feudos de más de un señor, para lo cual se creó la institución del homenaje feudatario, que permitía al caballero proclamar a uno de sus señores como su señor feudal, al que serviría personalmente, en tanto que enviaría a sus vasallos a servir a sus otros señores. Esto quedaba reflejado en la máxima francesa de que "el señor de mi señor no es mi señor" de ahí que no se considerara rebelde al subvasallo que combatía contra el señor de su señor. Sin embargo, en Inglaterra, Guillermo I el Conquistador y sus sucesores exigieron a los vasallos de sus vasallos que les prestaran juramento de fidelidad.
Obligaciones del vasallo
La prestación militar era fundamental en el feudalismo, pero estaba lejos de ser la única obligación del vasallo para con su señor. Cuando el señor era propietario de un castillo, podía exigir a sus vasallos que lo guarnecieran, en una prestación denominada ‘custodia del castillo’. El señor también esperaba de sus vasallos que le atendieran en su corte, con objeto de aconsejarle y de participar en juicios que afectaban a otros vasallos. Si el señor necesitaba dinero, podía esperar que sus vasallos le ofrecieran ayuda financiera. A lo largo de los siglos XII y XIII estallaron muchos conflictos entre los señores y sus vasallos por los servicios que estos últimos debían prestar. En Inglaterra, la Carta Magna definió las obligaciones de los vasallos del rey; por ejemplo, no era obligatorio procurar ayuda económica al monarca salvo en tres ocasiones: en el matrimonio de su hija mayor, en el nombramiento como caballero de su primogénito y para el pago del rescate del propio rey. En Francia fue frecuente un cuarto motivo para este tipo de ayuda extraordinaria: la financiación de una Cruzada organizada por el monarca. El hecho de actuar como consejeros condujo a los vasallos a exigir que se obtuviera su beneplácito en las decisiones del señor que les afectaran en cuestiones militares, alianzas matrimoniales, creación de impuestos o juicios legales.
El elemento principal de este régimen fue el beneficio o feudo, que, como dijimos, era la entrega de tierras por parte de los reyes y señores a cambio de la fidelidad y prestación militar y personal del vasallo. Este contrato se suscribía durante la realización de un acto de gran solemnidad, que se dividía en tres etapas:
1. Homenaje donde el vasallo se arrodillaba con la cabeza descubierta y sin armas, y colocaba sus manos juntas entre las manos del señor. Luego pronunciaba la frase: “Señor, yo seré vuestro hombre”.
2. Fe, que consistía en un juramento de fidelidad. El vasallo colocaba sus manos sobre las Sagradas Escrituras o alguna reliquia.
3. Investidura, donde el señor investía al vasallo del feudo y le entregaba algún objeto que simbolizaba la tierra, como por ejemplo una rama o un terrón.
Mediante el homenaje y la investidura quedaban establecidas obligaciones recíprocas, dentro de las cuales el vasallo debía cumplir con la de ayuda y consejo. La ayuda era el servicio militar o de hueste, donde el vasallo debía presentarse con armadura y caballo y mantenerse por sus propios medios. Como un señor feudal contaba con muchos vasallos, se aseguraba las fuerzas armadas necesarias para proteger sus bienes.


ACTIVIDAD POR GRUPOS.- 1.- Escenifica el acto de vasallaje con uno de tus compañeros.
La economía feudal
La agricultura
La agricultura y la gran propiedad fueron las bases de la economía feudal. Las técnicas de cultivo continuaron siendo las utilizadas en la época romana, salvo en el mundo islámico.
El artesanado.
El artesano es una figura vital en las comunidades medievales ya que la mayoría de ellas deben procurarse sus propios aperos de labranza, paños y los útiles cotidianos. Desde el siglo XI los artesanos comenzaron a agruparse en cofradías. Paralelamente se crearon los gremios, que reglamentaron la producción y el aprendizaje.
El comercio.
Uno de los tópicos más arraigados de la Edad Media es que el comercio desapareció totalmente. Lo que ocurría era que, en gran medida, las rutas comerciales no estaban en manos cristianas, sino musulmanas. El comercio internacional estuvo dominado por musulmanes, genoveses y venecianos.
Fue en el ámbito del comercio del Báltico donde las ciudades portuarias firmaron un pacto de amistad y mutua libertad de comercio. El primer pacto lo firmaron las ciudades de Liubeck y Hamburgo en 1230, pero a él se fueron adhiriendo otras ciudades. En 1247 se había creado la Hansa.
El comercio al por menor se organizó en torno a un sistema de ferias y mercados locales en distintas ciudades. El mercado, o la feria, era una concesión real, que se desarrollaba en unos días concretos.

ACTIVIDAD INDIVIDUAL.- 1.- Compara el sistema feudal con el sistema esclavista de la antigüedad y el sistema capitalista de la época moderna.
3.3 CRISIS DEL FEUDALISMO,.
El feudalismo alcanzó el punto culminante de su desarrollo en el siglo XIII; a partir de entonces inició su decadencia. El subenfeudamiento llegó a tal punto que los señores tuvieron problemas para obtener las prestaciones que debían recibir. Los vasallos prefirieron realizar pagos en metálico (scutagium, ‘tasas por escudo’) a cambio de la ayuda militar debida a sus señores; a su vez éstos tendieron a preferir el dinero, que les permitía contratar tropas profesionales que en muchas ocasiones estaban mejor entrenadas y eran más disciplinadas que los vasallos. Además, el resurgimiento de las tácticas de infantería y la introducción de nuevas armas, como el arco y la pica, hicieron que la caballería no fuera ya un factor decisivo para la guerra. La decadencia del feudalismo se aceleró en los siglos XIV y XV. Durante la guerra de los Cien Años, las caballerías francesa e inglesa combatieron duramente, pero las batallas se ganaron en gran medida por los soldados profesionales y en especial por los arqueros de a pie. Los soldados profesionales combatieron en unidades cuyos jefes habían prestado juramento de homenaje y fidelidad a un príncipe, pero con contratos no hereditarios y que normalmente tenían una duración de meses o años. Este ‘feudalismo bastardo’ estaba a un paso del sistema de mercenarios, que ya había triunfado en la Italia de los condotieros renacentistas.
Su papel en el desarrollo político.
La figura jurídica del feudo estaba contenida en el derecho consuetudinario de Europa occidental y en aspectos feudales como la tutela y el matrimonio, la revertibilidad y la confiscación, que continuaron en vigor después de que la prestación militar hubiera desaparecido. En Inglaterra las posesiones feudales fueron abolidas por ley en 1660, pero se prolongaron en algunas zonas de Europa hasta que el derecho consuetudinario fue sustituido por el Derecho romano, proceso concluido por el emperador Napoleón a principios del siglo XIX.
Os recomendamos ampliar el tema con la Guía didáctica sobre la crisis del feudalismo y la transición al sistema capitalista, actualmente en preparación para Liceus.
ACTIVIDAD INDIVIDUAL.- Explica por qué en España el feudalismo no alcanzó el mismo apogeo que en Europa
3.4 EL FEUDALISMO EN ESPAÑA.-
El feudalismo adquiere en la Península Ibérica características propias debido a la invasión musulmana, que tuvo la virtud de interrumpir bruscamente el incipiente proceso prefeudal. Los musulmanes rompieron con el sistema de protección y encomienda que empezaba a dominar, dieron libertad a todos aquellos súbditos que lo solicitaban, en su afán de incorporar a la población el concepto místico del Islam: la comunidad de creyentes, comunidad en que no cabía vínculo feudal o prefeudal.
Junto a esta ruptura de vínculos, los musulmanes mantuvieron una economía monetaria no cerrada, puesto que participaba del único sistema comercial que sobrevivía en Europa: el comercio mediterráneo. Este tipo de relaciones sociales y económicas dieron una especial fisonomía a la España musulmana.
Ahora bien, además de la España musulmana había otras dos zonas: Cataluña, el área más feudal de la Península (dependiente de Carlomagno), y el área Cantabroastur, con una economía basada en el pastoreo que poco o nada tenía que ver con el feudalismo. Será necesario esperar al siglo XI—cuando se extiende la idea de cruzada—para que las cosas empiecen a cambiar sustancialmente. Pero tampoco entonces se dará una estructura estrictamente feudal, similar a los restantes países europeos, sino una estructura señorial, que se distingue de la feudal en un hecho fundamental: el campesino, al no estar sometido al vínculo feudal, puede renunciar a su señor. La existencia de muy espaciosas tierras de reconquista da lugar a importantísimas formas de libertad de contrata en el trabajo. Esto permite explicar varias cosas: la diferente situación de los campesinos castellanos y leoneses frente a los catalanes, los enfrentamientos entre señores y campesinos, la peculiar situación de la Iglesia, la dificultad para el establecimiento de una cultura urbana posterior, etc.
4.- RECURSOS Y BIBLIOGRAFÍA
Poly, Jean Pierre El cambio feudal : (siglos X-XII) Barcelona : Labor, 1983
Hilton, R.H Class conflict and the crisis of feudalism : essays in medieval social history London : Hambledon Press, 1985
Iradiel, Paulino Las claves del feudalismo, 860-1500 Barcelona : Planeta, 1991 Colección: Las claves de la historia
Para saber más:
http://caminantes.metropoliglobal.com/web/politica/feudalismo.htm
http://icarito.tercera.cl/icarito/2001/825/pag5.htm

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