7/11/07

EL REQUERIMIENTO


EL REQUERIMIENTO
Emanuele Amodio
En: Arinsana; 1988. Año IV Nº 8; pp. 99-112. Caracas.

Introducción

En los primeros años del “descubrimiento” del “Nuevo Mundo”, el afán de la conquista no hace olvidar a los españoles que era necesarios justificar de alguna manera sus acciones o, por lo menos, presentar al mundo europeo una especie de justificación (mejor si jurídica) de la conquista a realizarse. El problema se veía complicado, particularmente, por la existencia de poblaciones en las nuevas tierras y, claramente, este hecho no podía ser silenciado.
Por otro lado, en Europa, estaban demasiado cerca temporalmente las guerras contra los Moros, para no aprovechar las justificaciones teológicas y políticas utilizadas contra estos. Sin duda, en este caso, la atribución de paganidad sirvió de manera óptima para este fin y la iglesia católica se prestó fácilmente a este juego.
De la misma manera, los conquistadores incluyeron en la categoría de “paganos” las poblaciones indígenas encontradas y la conquista se desarrolló también como acción de propagación de la fé cristiana. Convertir y bautizar fueron, así, acciones paralelas y concomitantes de aquellas miliares de conquistar y someter.
No todo fue fácil para los primeros conquistadores y la polémica política y teológica sobre temas relativos al “nuevo mundo” involucró los sectores más importantes de la vida pública de España (teólogos, juristas, políticos, etc.). En estos primeros años, la gran pregunta a cual era necesario responder era la siguiente: puesto que los indígenas eran infieles, ya que son paganos, ¿la guerra contra ellos es siempre justa?, ¿Será que existen casos en los cuales puede ser considerada injusta?
“Se articuló por juristas y teólogos un cuadro complejo de teorías en torno al problema del “justo título” para la penetración española en las indias, que culminaron con el famoso “Requerimiento” de Palacio Rubios, (cf. L. Sèjourné América Latina. Antiguas culturas precolombinas) intimidando a los indios para su sumisión con argumentaciones que tuvo en su aplicación manifestaciones trágicas y grotescas” (Ots Capdequi, 1941:18).
O sea: la Corte española resolvió el problema de manera ambigua, dejando amplios espacios de libertad a los Conquistadores. “Habría que distinguir, escribe Zavala, entre los casos de guerra que ocurrían antes y los que tenían lugar después de haber sido comunicado a los indígenas el mensaje de los españoles” (Zavala, 1971: 487). Este “mensaje” puede ser resumido en dos puntos:
1-Si creían en el Dios de los cristianos, después de ser explicada la “doctrina”;
2-Si aceptaban la sumisión al Rey español, respaldada por el Papa, representante de Dios en la Tierra.
Las guerras realizadas antes de comunicar el “mensaje” debían ser consideradas injustas, en cuanto las que se combatían después podían ser consideradas justas. Estas últimas serían aquellas “provocadas” por el rechazo del “mensaje”, o sea la religión cristiana y la sumisión a los españoles.
Antes de 1513, el “mensaje”- o requerimiento, como fue llamado- que teóricamente debía decidir si hacer o no la guerra, venía comunicado (si lo era) de manera “espontanea” por parte de los conquistadores (militares y religiosos). Noticias de estos requerimientos las tenemos, por ejemplo, en la Real Cedula del 25 de julio de 1511, dirigida por Juan Cerón, acalde mayor de la isla de San Juan, despues de una revuelta de algunos pueblos antillanos.
En 1513, el consejero de los Reyes Católicos Juan López de Palacio Rubios compila un texto para ser utilizado por los conquistadores antes de emprender guerra contra los indígenas. Los españoles debían comunicar a los indios este texto, “para que reconocieran la superioridad de la iglesia y en su nombre la del Papa, y de los Reyes Católicos de Castilla en su lugar, por virtud de la donación, bajo intimación, en caso de no hacerlo, de guerra, cautiverio y despojo de bienes” (Zavala, 1971: 487).
El texto de Palacio Rubios puede ser considerado un compendio de las creencias de los españoles del siglo XVI, y un pequeño tratado político sobre la guerra. En definitiva, como recalca Teodorof, “un curioso intento de dar base legal a aquellos que eran los deseos de los conquistadores” (Teodorof, 1984: 178).
Tenemos abundantes noticias e su utilización desde 1517 hasta 1592. En seguida reportamos la lista de algunos sitios y fechas de su utilización (Biermann, 1950):
- 1517 - Yucatán
- 1524 - Centro América (Cortez)
- 1530 - Guatemala
- 1533 - Perú (Pizarro)
- 1534 - Venezuela (Ehinger)
- 1535 - Panamá
- 1537 - Nueva Granada
- 1540 - Río de la Plata
- 1541 - Nueva Galicia

Hasta aquí nos referimos a los aspectos legales del documento y a algunas noticias de su aplicación. Sin embargo, tenemos que añadir que muchas de estas utilizaciones deben ser consideradas con atención. De hecho, los conquistadores realizaban el acto solamente cuando estaban presentes testigos que podían acusarlos de no acatar las ordenes de los Reyes (cfr. Oviedo, I, 29, 7). Por otro lado, también en estos últimos casos, el Requerimiento se leía en castellano y, en general, entre los indígenas no había quien pudiera traducir. Naturalmente, el silencio (o respuesta en lengua indígena) era interpretado como rechazo, con las consecuencias de toda conquista: captura, confiscación de bienes, esclavización, etc. Frente a estos hechos, el comentario más duro pertenece a Las Casas: so se sabe “si reir o llorar ante estos abusos” (Las Casas, Historia, III, 58).
La última noticia que tenemos sobre la aplicación del Requerimiento es e 1697 en Itzaes, Guatemala. Pero, ya desde las primeras décadas del siglo XVII este era utilizado muy raramente. Talvéz el hecho que los indígenas aprendieran aquel poco de castellano que les permitía entender y responder afirmativamente (pero sólo para salvarse), influyó en su decadencia. Sin duda, al final del 1500, las condiciones de la conquista eran otras y por tanto ya no era beneficioso utilizar un instrumento como el Requerimiento para fortalecer el dominio español. La misma idea de “guerra justa”, que produjo este texto, poco a poco deja de ser utilizada y en el siglo XVII otros tipos de arreglos jurídicos son producidos y nacen instituciones nuevas y específicas para el Nuevo Mundo.
Finalmente, debe ser resaltada la importancia de un documento como el que publicamos, para la historia de los pueblos indígenas. No solamente por su aspecto político (y militar), sino también por su contenido religioso. De hecho, el Requerimiento nos permite aproximarnos a la “visión del mundo” de los primeros conquistadores e, implícitamente, a entender mejor la influencia que estos ejercieron sobre las ideas religiosas de los pueblos indígenas.
Emanuele Amodio

Bibliografía-

Bierman, B. (P.P.)1950 – Das Requerimiento in der Spanischen Conquista
en “Neue Zeitschrift für Missionswissenschaft”, VI: 94-114, Suiza
- Hanke, L. 1938 – The Requerimiento and its Interpreters
en “Revista de Historia de América”, marzo, pp. 25-34, México
1938 – A Aplicação do requerimiento na America Hispnhola
en “Revista do Brasil”, Tomo I, n.3, São Paulo
- Las Casas, B.1951 - Historia de las Indias
Fondo de Cultura Económica, México
- Ots Capdequi, J.M.1941 – El Estado Español en las Indias
Ed. Fondo de Cultura Económica, México
- Oviedo y Valdes, F. de 1959 – Historia general y Natural e las Indias, islas y tierra firme del Mar OceanoBiblioteca de autores españoles, Madrid
- Teodorof, T.1984 - La Conquista dell’America
Ed. Einaudi, Torino (Italia)
- Zavala, S.A.1971 - Las Instituciones Juridicas en la Conquista de America
Ed. Porrúa S.A., Mexico



Requerimiento que se hizo á los Indios de Nueva Galicia (1513) En el nombre del Padre é Hijo é Espíritu Santo, que son tres personas y un Dios y un ser y poder é querer, Criaor y señor de todas las cosas, vos hcemos saber que somos aquí venidos, de parte del señor Visorey, que es la persona que manda y gobierna todas estas partes, por mandado del Emperador D. Carlos, para os amonestar, requerir é avisar, como ya otras veces habeis seido amonestados, cuando en estas pares entraron los españoles primeramente y despues, como venian de parte de Dios y del dicho Emperador, para os traer en conocimiento y servicio de Dios y de su Santa fée y suyo; y porque conozcais cuánto nos duele vuestra perdicion y locura y ceguedad, como paresce por los delitos que habeis cometido en ofensa de nuestro Dios, quemando los monesterios y quebrando las cruces y matando los españoles, por lo cual merescíades todos ser muertos; mas porque conozcais que nos pesa vuestra perdicion, os venimos apercibir de nuevo y avisar, que vengais en conocimiento de Dios y del Rey y en servicio de los christianos que aquí están poblados, avísandoos y amonestándoos como á hermanos, que por tales os tenemos, que si viniéredes, usaremos con vos de misericordia, castigándoos beninamente y no como vuestras culpas merescen.
Y para que no pretendais inorancia y conozcais algo del error y ceguedad en que estais, os queremos decir é decimos: que primeramente habeis de saber que tenemos un Dios y Señor, Criador del cielo é de la tierra, de quien somos criaturas, porque á todos nos hizo de no nada; es tan poderoso, que á todos nos puede deshacer en un momento; es tan bueno, que no hay en él ni puede haber mal ninguno; es tan justo, que á cada uno da y paga segun sus obras; es tan hermoso, que no hay fealdad ni la puede haber en él.
El hizo el sol, la luna y estrellas y las aguas, yerbas, montes é todo cuanto veis y no veis. E este señor y Dios nos dió leyes, por donde vivimos después que le conoscimos; é los que las guardan é cumplen, á todos ama é quiere mucho, y a los que no, aborrécelos. Habeis de saber que este señor y Dios hizo un hombre y una muger, de quien todos vosotros y nosotros, pasados y por venir, somos hijos; hízolos Dios de un poco de tierra; y ansí habeis de saber que esto que veis, este cuerpo, cabeza y ojos, manos y piés, todo es tierra, como veis claramente, cuando uno de vosotros se muere, dende á poco dias se hace tierra. En estos cuerpos, que son tierra, puso Dios un espíritu, que se llama alma, que dá vida al cuerpo, muy hermosa, muy linda, á imágen é semejanza de Dios; es invisible, que no la podeis ver; y porque tenemos esta alma, nos llamamos hombres, queremos y entendemos, lo que nos hacen los alárabes1 que no tienen alma.
Estos primeros padres se llamaron Adan y Eva; púsolos Dios en un lugar muy hermoso é muy adeleitable y dióles ley y mandamientos; y engañados por el demonio, traspasaron el mandamiento é ley de Dios, é por esto se enojo Dios contra ellos y contra todos sus hijos, que somos nosotros, y por esta cabsa2 padescemos tantas necesidades. Fue tan grande el pecado, que tuvo necesidad que usase Dios de misericordia con ellos y con nosotros y envió Dios a su hijo que se hiciese hombre, y ansí lo hizo, que tomó carne humana en el vientre e una mujer llamada María, la mas linda y mas hermosa y mas santa que se halló en el mundo, y della nasció, por vertud del Espíritu Santo, no como ayuntamiento de hombre y muger, porque siendo Dios y hijo de Dios, como quiso lo hizo; y ansí su madre le dió carne sin ayuntamiento de varon, é lo parió, quedando vírgen antes del parto y despues del parto.
Fué llamado Jesuchristo, á quien los christianos adoramos y tenemos por Señor y por Dios, y por eso nos llamamos christianos. El cual cuando allegó á edad de treinta años, comenzó á predicar y declarar su ley é dotrina y la voluntad de su padre y como los hombres habíamos de vivir y ser buenos y virtuosamente, para subir al cielo: conviene á saber, siendo humildes, menospreciando las cosas de este mundo y haciendo penitencia, pesándonos de lo malo; no soberbios, no carnales, no avarientos, no idólatras ni sométicos3, ni tiranos ni otro vicios que en vosotros reinan y en algunos de nosotros, que somos malos.
Este Señor Jesuchristo se puso en la cruz y murió en ella por aplacar á su padre celestial y porque nos perdonase á todos, y resucitó y subió á los cielos con su padre; este pedricó bautismo, sin el cual ninguno se puede salvar, lo cual, ansí como lava los cuerpos, si creyéderes ques vuestro Dios y Señor, lava también las ánimas de los pecadores; con cuyo muerte, fue abierta, la puerta del cielo, que siempre habia estado cerrada. Este señor mandó á sus discípulos que fuesen por todo el mundo y predicasen su palabra y doctrina, y mandónos, que tuviesemos mucho cuidado los unos de los otros, por que todos somos próximos y hermanos y descendemos de un padre y de una madre; y por esta cabsa y motivo han pasado acá á estas partes los christianos para daros á entender los susodichos.
Y ansimismo habeis de saber que hay dos lugares: uno bueno y otro malo; uno paraiso, este es lugar muy deleitoso, donde no hay frio ni calor, hambre ni sed ni cansancio, sinó todo contentamiento en ver y amar á Dios y contemplarle: al paraiso van los buenos y los que guardan los mandamientos de Dios, y al infierno van los malos, ques un lugar questá debajo de la tierra, que siempre arde y muy oscuro é muy caliente é muy frio, en compañía de los demonios, á quien vosotros adorais y los que os traen engañados, y para que sepais vuestra ceguedad:
Habeis de saber que cuando Dios crió el mundo, crió unas criaturas que se llaman ángeles, y hizo uno muy hermoso mas que todos, y este, y otros muchos como él, se ensoberbecieron contra su Señor y Dios; como poderoso y justo, echólos del cielo, y de muy hermosos tornáronse muy feos; y dióles por morada el infierno, y muchos dellos andan por los aires, que engañan á los pecadores como vosotros, diciéndoos que ellos son vuestros dioses; mienten, que no son sino criaturas malaventuradas y que están en tanta pena por no haber amado á su Dios. Y estos malos, de envidia, os engañan por llevaros consigo y porque no conoscais á Jesuchristo y á su ley, ques muy dulce y muy suave, que no quiere mas sino que le ameis y os ameis á vosotros y á vuestros próximos é no os hagais mal, ni os mateis, ni os robeis, ni idolatreis, sacando sangre ni sacrificando niños, ni otras personas, ni seais sométicos; todo lo cual os pide el demonio para servicio y sacrificio, en lo cual conocereis cuán bellaco y cuán súcio es.Habeis de saber que dejó Jesuchristo en tierra un hombre, que se llama San Pedro, y á sus subcesores, por padre y gobernador de su Iglesia y de todos los christianos, el cual se llama Papa, que quiere decir mayor que todos, para instruirlos y gobernarlos y corregirlos, á quien dio muy grandes poderes. También habéis de saber que tenemos un Emperador, ques Señor y Monarca del mundo, á quien nosotros y otras muchas naciones obedecen y tienen por Señor. Estos dos son los que gobiernan el mundo, de quien todos somos vasallos, y habeis de saber que estos tambien son vasallos de Jesuchristo, y con el poder que tuvo San Pedro y sus sucesores, han tenido é tienen siempre cuidado de traer á los hombres á conocimiento de Dios; y por esta cabsa, el Papa, ques, y los pasados tienen encomendadas estas partes al emperador D. Carlos para convertir é instruir en las cosas e nuestra santa fée. Y con este motivo y celo, mandó el emperador venir á estas partes los christianos, para que os instruyan y dotrinen y sepais lo que conviene para salvación de vuestras ánimas: esto lo movió y nos ha movido á todos venir á esta parte, para sacaros de poder del demonio, que os llevaba á todos al infierno.De parte deste dicho señor Emperador, habeis sido amonestados para que recibiéredes dotrina de Jesuchristo y para que supiéredes de los errores y ceguedad en que habeis estado y estais; y con este celo se ha procurado que viniesen religiosos frailes que son siervos de Jesuchristo, que guardan mejor sus mandamientos que nosotros, los cuales, con deseos de salvaros, fundaron sus casas en vuestros propios pueblos, para os mejor dotrinar; y agora parece quel demonio os ha engañado, por tornaros á su subjeción y maldita servidumbre, porque sin cabsa ni razon, matastes en Apozon a francisco de…; por lo cual y por tras cabsas fuistes castigados y fechos esclavos; y después apedreastes á Gonzalo Varela y á otro español en Taltenango y le echastes del pueblo, y después en el mismo pueblo, habrá ocho meses, matastes á Francisco Lopez y apedreastes y heristes de ciertos flechazos á Turíbio de Bolaños, en quien el dicho pueblo está encomendado; é agora, de tres meses acá, en la misma provincia, en el pueblo de Talonite matastes un negro de Bovadilla y les robastes sus ganados é hacienda y cuanto tenía; y después desto conjurástes todos juntos, en Suchipila, de matar los religiosos, que teníades en el monesterio para vuestra industria, y todos los españoles, ansí los que estaban en sus pueblos como los de la villa; y agora puede haber un mes, que en pueblo de Cuspaltan matástes á Andrés de Salinas, en quien el dicho pueblo estaba depositado, y á otros dos españoles, sus compañeros, que se llaman el uno Bernardo Gonzalez y el otro… de Fuenllana; y despues acá habeis robado y quemado los monasterios é quemado las cruces; por lo cual habeis incurrido en graves penas y mucha indinacion e ira de Jesuchristo, pues en tan poco habeis tenido tanto bien como os estaba proveido por vuestras almas.Por tanto, de parte de Jesuchristo, y de su Vicario y papa y del Emperador D. Carlos, nuestro Señor y Rey y del Visorey, os requerimos y amonestramos, una é dos é tres veces, que vengais en conocimiento de nuestro Dios y Señor Jesuchristo, que comenzastes á conocer, y deis la obidiencia al Emperador y á su Visorey, que está en estas partes en su nombre, y vengais á servir á los christianos y seais locos ni desvariados, pues sabeis que os han de tomar á todos y á vuestras mugeres y hijos y os han de destruir vuestras haciendas, pues sabeis cuan poderosos son los christianos, con el favor de su Dios y Señor; ¿donde pensáis, locos de vosotros, escaparos ni esconderos, que no os hayamos de hallar?; ¿no sabeis vosotros la grandeza de México e Mechuacan y todas estas partes, y cómo todos tributan y sirven á los christianos?; ¿pues qué pensais desventurados de vosotros?; ¿quien sois ó qué podeis?; ¿no sabeis que os habeis de morir de hambre y que no hay quien haga vuestras sementeras?Vení, vení en conoscimiento de Jesuchristo y del Emperador y del Visorey, que nosotros somos christianos é habemos de usar misericordia si viniéredes, porque así nos lo tiene mandato Jesuchristo; y sino quisiéredes venir, sed ciertos que os habemos de matar y hacer esclavos a todos y os hemos de vender y llevaros a tierra estrañas y sacaros de vuestro natural; y si os hemos dejado estos dias sin castigo é sin veniros á buscar, no penseis que ha sido por temor de vosotros, que bien sabeis que bastamos para os haber de destruir, como haremos en breve, si no quisiéredes dar la obidiencia. Habémoslo dilatado, de pura compasion y por tener lástima de vosotros y de vuestras ánimas y porquel Visorey, que está en nombre del Emperador, acertó a venir por aquí y como supo vuestro desatino, envió á mandar y mandó que no os hiciesen guerra, por quel os queria enviar a llamar y avisar, que no fuésedes locos, salvo que viniésedes á su obidiencia y mandado, porques muy bueno y quiere mucho á todos los indios destas partes y los favorece y hace justicia; y ansí se lo tiene encomendado é mandado el Rey, y si algun christiano hace mal á los indios ó los trata mal, los castiga, y cuando supo vuestras locuras, creió que los christianos os habían fecho algun mal tratamiento, por anto envió á mandar que no os hiciesen guerra. Y agora, que ha sabido la verdad y que vosotros, sin cabsa sin razon, habeis cometido estos delitos, pésale mucho de todo ello y os manda avisar y requerir y mandar por nosotros, haciéndoos saber quél desea mucho que no os perdais y que no os maten ni hagan vuestros hijos y mugeres esclavos; y si viniéredes, dice que tengais por cierto quél os favorecerá y amparará, y castigará á los malos misericordiosamente, y á los buenos y guardará mucha justicia y os dará leyes y ordenanzas para que seais bien tratados de aquí adelante y no os hagan agravios los christianos; y los christianos que os maltratasen, que serán bien castigados por ello.Y para que seais ciertos de todo esto, viene aquí vuestro padre Fray Martin que os ama y quiere como á hijos y llora cada dia los males que abeis fecho y ruega siempre á Dios por vuestra conversión, y os hace saber que si quisiéredes venir quél será vuestro padre, y en el nombre e Jesuchristo os recebirá; y para mas seguridad vuestra dice que estará en vuestra compañia.Todo lo susodicho nos ha sido mandado deciros, de parte del Emperador y del Visorey en su nombre, y ansí os lo decimos; donde no, que sepais que se os ha de hacer guerra á fuego y á sangre4.
Notas1. Arabes 2. Causa3. Sodomitas, homosexuales 4. Fuente: Zavala, cit., 1971

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