“El hombre cultural lleva en la Tierra 2.000.000 de años; durante más del 99% de este periodo ha vivido como cazador-recolector. Hasta los últimos 10.000 años no empezó el hombre a domesticar plantas y animales (…). El Homo Sapiens asumió una forma moderna 50.000 años antes, por lo menos, de que lograse hacer nada para mejorar sus medios de producción (…). Hasta la fecha, la forma cazadora de vida ha sido la adaptación de más éxito y más persistente jamás lograda por el hombre” (Lee y DeVore, 1968).
¿Por qué el hombre de hace 10.000 años abandona un sistema de aprovechamiento de los recursos relativamente cómodo y fiable? Partiremos para esta explicación de una premisa lógica: no se producen cambios si los sistemas funcionan.
Pero si contemplamos el Neolítico como producto acabado, la transformación con respecto al Peleolítico no puede ser más evidente: la Humanidad ha pasado de ser DEPREDADORA a ser PRODUCTORA. No hay en nuestra Historia un cambio de tal magnitud, ni siquiera comparable.
¿QUÉ HA PASADO?
Tradicionalmente se nos ha enseñado el Neolítico como una brusca ruptura producto de la innata capacidad de invención del ser humano. LA AGRICULTURA COMO INVENTO, como idea que surge y es desarrollada por los hombres por sus supuesos beneficios para su progreso. La refutación de esta tesis es fácil: es prácticamente imposible INVENTAR ALGO de forma simultánea y sin relación entre los focos en al menos SEIS LUGARES DISTINTOS DEL PLANETA (Oriente Próximo, India, Sudeste asiático, China, Mesoamérica y Sudamérica), cada uno de ellos con su cereal de referencia distinto (trigo, cebada, mijo, arroz y maíz).
La inconsistencia de la teoría llevó a plantear la posibilidad de que el hombre y las plantas y animales potencialmente domesticables habían sufrido un proceso de adaptación mutua: el ser humano modificaba su dieta mientras las plantas y animales silvestres cambiaban algunas de sus características que favorecían su reproducción. Parece evidente que ESTO SÍ SE PRODUJO. Pero no es una explicación del porqué del paso al Neolítico.
Marshall Sahlins enunció la siguiente regla general:
“NINGÚN CAZADOR-RECOLECTOR EN SU SANO JUICIO ACEPTARÍA VOLUNTARIAMENTE CAMBIAR SU MODO DE VIDA POR EL DE SUS VECINOS AGRICULTORES Y GANADEROS, A MENOS QUE EXISTIERAN PODEROSAS RAZONES PARA HACERLO”
Repitamos: ¿cuáles pudieron ser esas razones tan poderosas? Así surgieron los sucesivos MODELOS DE DESEQUILIBRIO, esto es, la existencia de tensiones en las sociedades preneolíticas que condujeron a la adopción de formas de vida nuevas. Dos son las teorías más aceptadas:
Hace unos 12.000 años se produjo un CAMBIO CLIMÁTICO que provocó la EXTINCIÓN DE LOS GRANDES MAMÍFEROS Y LA PROGRESIVA DESERTIZACIÓN DE ALGUNAS ZONAS. Es decir, los recursos disponibles en el medio variaron de forma considerable. Además, cualquier cambio climático es global, por lo que las transformaciones habrían afectado al conjunto de las tierras emergidas. Con anterioridad a esta fecha y paralelamente a ella se estaba produciendo un importante AUMENTO DEMOGRÁFICO, visible desde mucho antes con la expansión por todos los continentes del género Homo, que tendría como consecuencia inmediata una REDUCCIÓN DE LOS RECURSOS DISPONIBLES. La insufiencia por sí solos de ambos modelos permite elaborar una hipótesis que combine ambas.
1El cambio climático provoca una modificación de los recursos disponibles.
2El aumento demográfico conlleva una reducción de estos mismos recursos.
3 El crecimiento de la población también provoca una reducción de la movilidad de los grupos humanos (de esta forma, la sedentarización no sería resultado de la revolución neolítica sino un proceso previo).
4Entre el 10.000 y el 8.000 a.C. los seres humanos responden mediante la alimentación de amplio espectro, esto es, un aprovechamiento total de los recursos del medio.
5Esta respuesta provoca una nueva reducción de los recursos lo que, unido a un aumento demográfico que no se detiene, lleva a un callejón sin salida dentro de las posibilidades de la caza-recolección.
6El conocimiento que los grupos humanos tienen del medio posibilita la domesticación de plantas y animales.
7Han nacido la agricultura y la ganadería, que conllevan más esfuerzo pero permiten mantener poblaciones más numerosas.
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