4/2/08

SEGUNDA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL



La industria no existía únicamente en los países llamados desarrollados. La había también en países coloniales y dependientes, como la India, o en países menos desarrollados. En todo caso, se trataba, fundamentalmente, de productos textiles o alimenticios. Además, existían numerosas industrias familiares y artesanales en zonas atrasadas y rurales. En todo caso, sólo algunos países, los denominados industrializados, contaban con una infraestructura de comunicaciones, comercialización y medios financieros capaces de generar y mantener a gran escala una industria moderna y, por lo general, altamente rentable. Es en estos países donde la agricultura no empleaba la mayoría de la mano de obra (aunque en 1880, salvo en el Reino Unido, los índices de población activa agraria todavía eran muy altos). En los países industrializados, y sólo en ellos, se darán las condiciones para los excepcionales descubrimientos científicos y la aplicación de los mismos a nuevas tecnologías industriales. Por esto, entre otros motivos, cabe utilizar la industria como un criterio de modernidad. En la década de 1880, no podía decirse que ningún país al margen del mundo desarrollado (incluido Japón) fuera industrial o estuviera en vías de ello. Aunque sigue siendo uno de los líderes, el Reino Unido comienza a perder terreno en el progreso industrial (entre 1873 y 1913 su crecimiento anual industrial sólo fue de 1,8 por 100). En cambio, ya son grandes potencias industriales EE.UU. (4,8 por 100 de crecimiento) y Alemania (3,9 por 100). Les siguen Francia y Japón (que ahora se suma a las potencias industriales). Otros países ya citados se pueden situar en este momento entre las naciones industrializadas, aunque con mucha menor envergadura. En el resto de los países occidentales, la industria ocupa un papel importante, si bien todavía la actividad económica preponderante es la agricultura (excepto en algunas zonas de cada país). En Asia y África, pese a que progresa en ellos el colonialismo con el tipo de industria al que hemos hecho referencia, predominan todavía las antiguas estructuras agrarias.Al vapor, motor energético de la Primera Revolución Industrial, se añadirán el petróleo y la electricidad, que poco a poco desplazarán al primero. Conocida desde principios de siglo, la electricidad no se utilizó industrialmente hasta que una cadena de inventos lo hicieron posible (Siemens, 1867: dínamo. Hacia la misma fecha, Berges: aprovechamiento de la fuerza hidráulica para generar energía eléctrica. Desprez, en 1881, fue el primero que utilizó un hilo conductor entre dos ciudades a 57 kilómetros de distancia, pero con poco rendimiento). Poco antes de 1900 se inventaron el alternador y el transformador para elevar o reducir la tensión, permitiendo la cómoda utilización de la electricidad en la industria. La primera empresa mundial de electricidad fue fundada por Edison, que fabricó por primera vez en 1879 la lámpara incandescente, y le dio su nombre: Edison Company, más tarde conocida como General Electric Company. La aplicación industrial del petróleo se inició a partir de 1853. En esa misma década comienza la fiebre del oro negro -que ayudó a poblar los Estados del sudoeste americano: Texas y California-. La producción mundial en 1860 era de 67.000 toneladas. En 1900, 20.000.000, y en 1913, 52.000.000. Estas cifras son por sí elocuentes del progreso que supuso para la época. Las nuevas fuentes de energía hubieran tenido una aplicación limitada sin una serie de descubrimientos tecnológicos, como el motor de cuatro tiempos o el motor diesel, por sólo citar dos especialmente significativos. En el campo de la metalurgia, la Segunda Revolución Industrial fue la revolución del acero, desde entonces la industria pesada se convierte en el motor del desarrollo industrial. La obtención del acero se vio revolucionada por algunos inventos como el convertidor de Bessemer o el horno de Siemens/Martin. El descubrimiento de Thomas y Gilchrist permite aprovechar los minerales pobres en hierro y ricos en fósforo (1878). En las décadas de 1880 y 1890, el alto horno se hace común en Europa y América. La producción del acero subió prodigiosamente, bajando su precio. La Torre Eiffel (1889) es el monumento característico de una época. Además del acero, es en estos años cuando comienzan a utilizarse de manera general otros metales, como el cobre, que permite conducción eléctrica más eficaz, el plomo, el cinc o el aluminio, descubierto en 1827, pero no aislado hasta 1845. Los descubrimientos fundamentales de la industria química fueron los procedimientos más baratos para la obtención de productos básicos: sosa y sulfúrico. Un gran porvenir industrial tendría la introducción del caucho. Hay que resaltar igualmente el aumento en la producción de papel, fertilizantes (abonos), explosivos, medicamentos, perfumes, insecticidas, etc. La industria textil, que ya no es la de más volumen y que más mano de obra emplea, también se beneficia con importantes innovaciones técnicas como el teñido, consecuencia del avance químico, y los primeros pasos de las fibras artificiales.En esta época se va a dar la primera etapa de planificación económica, que supone no dejar el desarrollo económico totalmente en manos del mercado libre. Sin embargo, en esta primera etapa del capitalismo concurrencial, la economía interior de cada país no se llevará, en líneas generales, por los Estados (aunque ahora comienzan a intervenir más en la vida económica y social), sino que serán las propias empresas privadas las que busquen fórmulas nuevas de planificación. La tendencia más marcada en los países desarrollados será intentar evitar la competencia desmedida, a través de la concentración, lo que implicó una tendencia al oligopolio. La misma estructura empresarial empujaba en este sentido: equipos cada vez más costosos, organización técnica más complicada, desembolsos considerables en mano de obra y materias primas. Desde finales de los años setenta, los propios industriales se esfuerzan por integrarse como remedio contra la crisis. Las formas de concentración se pueden resumir en dos: - Verticales: Integración en una misma empresa de todas las fases de producción, desde la obtención de materia prima a la venta. La tendencia era llegar a ser un monopolio. Triunfó, sobre todo, en metalurgia: Krupp, Schneider, Skoda, Thyssen, Ford.... Poseían minas de carbón, altos hornos, flotas de transporte, fábricas de construcción metálica y maquinaria, etc. Las ventajas de esta integración fueron normalmente grandes. Se economizó en todas la fases, lo que permitió el descenso del coste final. - Alianzas: Control de una fase de producción, mediante la asociación de productores, para evitar la competencia y presionar sobre el mercado para obtener mayores beneficios. Adoptaron también formas de oligopolios o monopolios. Frecuentemente se dio la combinación de concentraciones horizontales y verticales. La mayor parte lo fueron a medio o largo plazo: Las empresas mantuvieron una autonomía, pero sobre ellas se superpuso una administración común. Son los llamados "cartels" en Alemania o "pool" en los países de habla inglesa. Su finalidad era el reparto de la producción, fijar precios o dividirse los mercados. Es el caso, por ejemplo, del cártel de la hojalata fundado en Alemania en 1896. Antes de la Gran Guerra en este último país había unos 600 "cartels". Característica del capitalismo americano es el llamado "trust. Por ejemplo, la Standard Oil, fundada por Rockefeller, que en 1883 tenía prácticamente el control del petróleo norteamericano, fue el primer "trust" con participación importante en sociedades de diversos países. Esta nueva organización industrial, el desarrollo de la racionalización del trabajo, las innovaciones técnicas, etc., van a conseguir que el capitalismo gane la batalla de la producción, pero también van a dar lugar -en múltiples ocasiones- al paro tecnológico, a lo que responde la masa obrera. Como contrapartida, se elevan los salarios de la mayoría de la clase obrera (desde la década de 1840 a principios del siglo XX se duplica el salario real en Francia y Gran Bretaña), permitiendo un mayor consumo y, por tanto, una mayor producción. Este fenómeno explica la alteración de los programas de lucha obrera ("revisionismo") a finales del siglo XIX. Se desequilibra definitivamente la agricultura y la industria, en beneficio de ésta. La agricultura pasa a tener un carácter intensivo, al igual que la ganadería. En 1883 aparece el frigorífico, motor del desarrollo de países ganaderos: Argentina, Paraguay, Nueva Zelanda, Australia, para abastecer las zonas urbanas de los países industrializados.

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