tag:blogger.com,1999:blog-5030165358594945819.post8535139572098754817..comments2022-03-27T16:17:30.208-03:00Comments on .: Tomás Abraham - Prólogo a Genealogía del racismo de Michel FoucalultUnknownnoreply@blogger.comBlogger1125tag:blogger.com,1999:blog-5030165358594945819.post-12535877750220831302007-11-02T15:08:00.000-03:002007-11-02T15:08:00.000-03:00Michel Foucault: Lenguaje y PoderPor Numa Tortoler...Michel Foucault: Lenguaje y Poder<BR/>Por Numa Tortolero<BR/><BR/>Michel Foucault en la segunda lección de Genealogía del Racismo, "Poder, Derecho, Verdad", plantea la hipótesis según la cual "en las relaciones bélicas, en el modelo de la guerra y en el esquema de las luchas, se puede encontrar un principio de inteligibilidad y de análisis político". Es conveniente estudiar el poder en términos de guerra, de lucha, de enfrentamiento.<BR/>El considerar la guerra como punto de partida del análisis de las relaciones de poder político lo encontramos también en Marx. En la Introducción General a la Crítica de la Economía Política, de 1857, Marx afirma que, como la guerra se desarrolla antes de la paz, es recomendable "mostrar la manera en que ciertas relaciones económicas tales como el trabajo asalariado, el maquinismo, etc., han sido desarrollados por la guerra y en los ejércitos antes que en el interior de la sociedad burguesa. Del mismo modo, la relación entre las fuerzas productivas y relaciones de tráfico, particularmente visibles en ejército" (pp. 66-67).<BR/>Pero si queremos encontrar antecedentes de la tesis de Foucaut, seguramente es a Nietzsche a quien hay que remitirse. Inclusive, lo mejor sería hacer una lectura del artículo "Nietzsche, la genealogía, la historia", donde Foucault ofrece una interesante lectura de Nietzsche que será subyacente a sus planteamientos metodológicos e hipótesis.<BR/>* * *<BR/>El sentido de algo es siempre la relación entre este algo y la(s) fuerza(s) que la posee(n). La fuerza es entendida acá como apropiación y dominación de una porción de la realidad. El sentido de un mismo objeto cambia según la fuerza que de él se apodera. Por eso, todo objeto tiene su historia, y la historia sería la variación del sentido de ese objeto. Un objeto no tendría entonces una esencia última, invariable e inmutable, sino que necesariamente estaría sometido a fuerzas que se apoderan de él o que coexisten en una lucha para apropiárselo:<BR/>"/.../ algo existente, algo que de algún modo ha llegado a realizarse, es interpretado una y otra vez, por un poder superior a ello, en dirección a nuevos propósitos, es apropiado de un modo nuevo, es transformado y adaptado a una nueva utilidad; todo acontecer en el mundo orgánico es un subyugar, un enseñorearse, y que, a su vez, todo subyugar y enseñorearse es un reinterpretar, un reajustar, en los que, por necesidad, el «sentido» anterior y la «finalidad» anterior tienen que quedar oscurecidos y totalmente borrados" /GM, II, 12/.<BR/>Foucault tiene en cuenta este fragmento de Nietzsche cuando afirma en su artículo "Nietzsche, la genealogía, la historia" que:<BR/>"Las fuerzas presentes en la historia no obedecen ni a un destino ni a una mecánica, sino al azar de la lucha. No se manifiestan como las formas sucesivas de una intención primordial; no adoptan tampoco el aspecto de un resultado. Aparecen siempre en el conjunto aleatorio y singular del suceso". /p.20/.<BR/>Por otro lado, la fuerza no es sólo dominación sino que también objeto sobre el cual se ejerce una dominación. Una fuerza siempre está en relación con otra, nunca está aislada. Bajo este aspecto llamamos a una fuerza voluntad. Una voluntad sólo se ejerce sobre otra voluntad, no sobre una cosa material, inerte, totalmente pasiva. Las fuerzas interactúan y se "padecen", tienen por ser el relacionarse unas con otras y afectarse. <BR/>Las fuerzas actúan y padecen a distancia porque son de naturaleza diversa, su impulso o tendencia es dioverso. Es esta distancia el elemento diferencial comprendido en cada fuerza y gracias al cual cada una se relaciona con las demás, bien sea para mandar, bien sea para obedecer. La voluntad es el elemento diferencial de la fuerza. La relación de una fuerza dominante con una dominada, de una voluntad obedecida con una obediente, es la jerarquía que se expresa en una cosa, su valor.<BR/>A cada fuerza le corresponde un poder que le es propio, una voluntad de poder como su complemento y como algo interno, aquello que quiere en la fuerza. La esencia de la fuerza es su relación con otra, para dominar o ser dominada; esta esencia es una diferencia cuantitativa que se expresa cuantitativamente. La diferencia remite a un elemento diferencial de las fuerzas en relación: la voluntad de poder, el elemento del cual se desprende la diferencia de cantidad y la cualidad que corresponde a las fuerzas en relación.<BR/>* * * <BR/>Fuerza y voluntad son conceptos esenciales en la definición de guerra: "La guerra es una acto de fuerza para imponer nuestra voluntad al adversario."<BR/>Ambas nociones son esenciales también en el análisis que hace Deleuze de las nociones de sentido y de valor en Nietzsche. Según Deleuze, el sentido de algo es el conjunto de relaciones que se establecen entre una pluralidad de fuerzas, resultando siempre unas que subyugan y otras que son subyugadas. Deleuze habla de fuerzas reactivas y de fuerzas activas. Descubrir o revelar el sistema de fuerzas que se relacionan en un objeto es lo que Deleuze llama interpretación. La otra noción, la voluntad, es aquello de donde se deriva la fuerza, aquello de lo que se afirma la fuerza. Valoración sería el acto por el cual determinamos la voluntad.<BR/>* * *<BR/>Al plantear el análisis del poder político a través de las relaciones bélicas, Foucault está introduciendo la hipótesis según la cual la política sería una continuación de la guerra, invirtiendo de esta forma la tesis de Clausewitz donde la guerra es una continuación de la política, de la pugna por el poder. Reconoce Foucault que esta tesis no es original suya, que incluso es anterior a Clausewitz, es decir, que es Clausewitz quien lleva a cabo una inversión de la tesis original de las relaciones entre guerra y política.<BR/>Foucault señala una paradoja en la tesis según la cual "la política es la guerra continuada por otros medios" (p. 56). En el curso del medioevo hasta los umbrales de la época moderna "las prácticas e instituciones de la guerra se fueron concentrando cada vez más en manos del poder central y poco a poco sucedió que, de hecho y de derecho, sólo los poderes estatales han podido emprender la guerra y controlar los instrumentos de guerra. Se consiguió la estatalización de la guerra"(p. 57). La paradoja consiste en que, cuando la guerra se ve centralizada y reenviada a las fronteras del Estado, "como relación de violencia entre Estados", cancelándose del cuerpo social la guerra cotidiana o privada, entonces, simultáneamente aparece un discurso nuevo, "el primer discurso histórico político sobre la sociedad", cree Foucault. Es un discurso diferente al filosófico jurídico sostenido hasta entonces. Se trataba de un discurso sobre la guerra "entendida como relación social permanente y al mismo tiempo como sustrato insuprimible de todas las relaciones y de todas las instituciones de poder" /p. 58/.<BR/>Contrario a la teoría filosófico-jurídica, este discurso sostiene que el poder político no comienza cuando cesa la guerra, pues esta no desaparece sino que preside el nacimiento de los Estados: "el derecho, la paz y las leyes han nacido en la sangre y el fango de batallas y rivalidades /.../. La ley no nace de la naturaleza /.../. La ley nace de conflictos reales: masacres, conquistas, victorias que tienen su fecha y sus horríficos héroes" /p. 59/. En este sentido, según esta doctrina, la paz social, es una vaga apariencia tras de la cual se puede describir la guerra como la clave de ese estado pacífico. Estamos constantemente en guerra unos con otros. "No existe sujeto neutral, Somos necesariamente el adversario de alguien" /p. 59/.<BR/>Foucault sugiere entonces la necesidad de que seamos eruditos de las batallas, "porque la guerra no ha concluido".<BR/>Se trata de un discurso que reclama un derecho, pues quien lo emite forma parte de la lucha. Es un discurso descentrado respecto a una universalidad jurídica. La verdad del sujeto que habla, no es la verdad universal del filósofo. Este discurso se realiza desde una perspectiva. La verdad es acá una verdad que sólo se despliega desde una posición de lucha o de la victoria que quiere obtener. <BR/>Foucault descubre en este discurso un vínculo entre relaciones de fuerza y relaciones de verdad. La verdad será dicha acá tanto se esté inmerso en el campo de batalla. Por lo tanto, la verdad será dicha y buscada en tanto llegue a ser un arma dentro de la relación de la fuerza. Este discurso inscribe la verdad en la relación de fuerza, en la lucha, en la guerra. Entonces quien habla en este discurso no es el legislador o el filósofo, quien se haya por encima de las partes en pugna. Quien habla, en la medida que funda una verdad ligada a la relación de fuerza, que establece una verdad-arma y un derecho singular, es un sujeto beligerante, más que polémico. <BR/>* * * <BR/>Foucault supone una vinculación estrecha entre poder o relación de fuerza, discurso y verdad. Mediante el discurso se intenta instituir una verdad en la relación de fuerza. Así, la verdad no es ajena a la relación de fuerza, no es nunca neutral ni universal.<BR/>Esta concepción del discurso y del poder, del lenguaje y la política es la que Foucault quisiera oponer a otra según la cual poder se funda en la soberanía. Se trata, en este último caso, de la teoría del derecho, la cual se organizará, desde el medioevo, "en torno al problema de la soberanía y que tiene esencialmente la función de fijar la legitimidad del poder" /p. 36/.<BR/>Foucault afirma:<BR/>"/Las/ relaciones de poder no pueden disociarse, ni establecerse, ni funcionar sin una producción, una acumulación, una circulación, un funcionamiento de los discursos. No hay ejercicio del poder posible sin una cierta economía de los discursos de verdad que funcione en, a partir de, y a través, este círculo /.../" /p. 34/.<BR/>Para Foucault, lenguaje y política están unidos indisolublemente, pero en un sentido distinto al clásico, al que lo planteaba Aristóteles.<BR/>* * *<BR/>¿Cómo un discurso puede instituir un enunciado o una verdad en una relación de fuerza? ¿qué vínculos se establecen entre realidad discursiva y realidad no discursiva? ¿cómo se afectan entre sí?<BR/>Creo que es en esta vía que resulta rico el planteamiento de Deleuze.<BR/>Ahora bien, la cuestión que planteamos, es una cuestión de orden pragmático, que atiende a las relaciones del lenguaje con su uso.<BR/>Desde comienzos del siglo XX, más o menos, con el repunte de la lingüística estructural, habían declinado las consideraciones pragmáticas del lenguaje. No obstante, recientemente, este punto de vista está adquiriendo nuevamente enorme importancia. Entre otras cosas, debido a cierta alerta política respecto al uso del discurso. Pero también debido a la enorme preocupación que algunos filósofos analíticos están poniendo en el estudio de los lenguajes llamados naturales.<BR/>Antes de pasar al estudio de lo que podríamos llamar la pragmática política de Deleuze, analizaremos un poco en qué consisten el punto de vista pragmático en los estudios lingüísticos.FABIANhttps://www.blogger.com/profile/07503722533063044561noreply@blogger.com